Juega Djokovic a la medida de las dificultades, sin exigirse una marcha más cuando no es preciso. De ese modo ha ganado también su sexto título en Miami, gracias a la victoria ante un trémulo Kei Nishikori por 6-3 y 6-3, en una hora y 26 minutos. El serbio es ya el tenista con mayor número de Masters 1000, 28, por delante de Rafael Nadal, con quien se mantenía igualado. He aquí el desglose de sus triunfos:hexacampeón en Miami, pentacampeón de Indian Wells, tetracampeón en Roma y Paris-Bercy, tricampeón en Canadá y Shanghai, bicampeón en Montecarlo y ganador en Madrid. Sólo Cincinnati, donde ha disputado cinco finales, se le resiste.
Nishikori comenzó el partido quebrando el servicio de su rival y volvió a hacerlo en el séptimo juego. Ninguna de estas brechas le permitió presentar seria oposición en otro encuentro representativo de la dulce rutina en la que se mece Djokovic, campeón del Abierto de Australia, de Doha, de Indian Wells y ahora de Cayo Vizcaíno, en cuyo registro se coloca a la altura de Andre Agassi, también seis veces ganador del torneo.
De modo similar a como sucediera en Indian Wells con Raonic, en aquel caso con el condicionante de la temprana lesión del canadiense, la final fue un camino de rosas para ‘Nole’, que se manejó otra vez con enorme suficiencia. No hay rival para él en este comienzo de curso, como apenas lo hubo a lo largo del pasado.
Se esperaba más de Nishikori, que apareció en el encuentro definitivo con la etiqueta del superviviente. Hasta cinco bolas de partido neutralizó frente a Monfils en cuartos. Con una final de Grand Slam, perdida contra Cilic en el US Open de 2014, y otra de Masters 1000, también con derrota, frente a Nadal, en Madrid, con la mala fortuna de una lesión, el japonés aún anda corto de cuajo en los escenarios importantes.
Lejos de reaccionar en el segundo parcial, supuestamente liberado de presión, entregó el saque de inicio. Cuando servía 4-2 abajo, sufrió un pinchazo en el cuádriceps de la pierna izquierda, del que fue atendido una vez que defendió con éxito el turno de saque. Volvió a la pista, algo disminuido, para terminar de suscribir la capitulación. Dos dobles faltas consecutivas precipitaron su derrumbe.