Decenas de miles de civiles tratan de escapar de los bombardeos en la región de Alepo
La tensión en los alrededores del paso fronterizo de Bab al Salam, entre Turquía y Siria, continúa aumentando. Turquía trata a marchas forzadas de dar una respuesta a las miles de personas que allí se agolpan, pero sigue sin abrir las puertas. Las autoridades no pueden gestionar con total seguridad la situación. Y es que según ha informado el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, disparos de la guardia fronteriza turca provocaron el pasado jueves la muerte de una menor siria que trataba de entrar junto a su familia en el territorio de Turquía.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, funciona a través de una amplia red de activistas en Siria. De acuerdo con sus informaciones, la familia de la menor muerta formaba parte de un grupo más numeroso que había huido hace semanas de territorios controlados por los terroristas del Estado Islámico. Esta circunstancia cambia respecto a la reciente avalancha de miles de personas que proceden de la región de Alepo, que hasta la ofensiva del régimen de al Assad se encontraba bajo el poder de distintas milicias opositoras.
Según el Observatorio, estas familias han estado bloqueadas junto a la frontera durante más de 20 días, y el jueves les permitieron el acceso al lado sirio del paso fronterizo, cuando se produjo el fatal incidente.
Más refugios
Turquía mantiene la frontera completamente cerrada, y su estrategia es dar apoyo, alimento y refugio a esos miles de refugiados en territorio sirio. “Alrededor de 50.000 personas”, según la ONG turca IHH, ya se encuentran en la zona tras escapar de sus casas prácticamente con lo puesto. “Ahora estamos construyendo nuevos refugios temporales. Estamos distribuyendo agua y comida. La acumulación de gente se ha intensificado desde el jueves al mediodía y nuestros compañeros creen que el número continuará aumentando”, explicaba a la agencia Reuters Serkan Nergis, miembro de IHH.
Desde la Media Luna Roja turca también han mostrado su predisposición a la ayuda. “Hemos hecho todas las preparaciones para llevar a cabo el trabajo que se necesite”, señaló Lütfi Akar, el director de la organización. Por su parte la Dirección para la Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD), la agencia que opera los campos de refugiados en suelo turco, ha anunciado a través de un comunicado que se están “completando las preparaciones” para reaccionar ante “todos los posibles escenarios”.
Tras casi cinco años de guerra en la vecina Siria, esta no es la primera urgencia humanitaria a la que se enfrenta Turquía. De hecho, la propia AFAD pone como ejemplo de efectividad turca la acogida de las cerca de 200.000 personas que en solo tres días huyeron de la ciudad de Kobani, asediada en 2014 por el autodenominado Estado Islámico.