La escuela de samba “Pérola Negra” abrió los desfiles de Carnaval de Sao Paulo con un homenaje a las riquezas naturales del barrio de Vila Madalena, antiguamente cubierto por bosque tropical y habitado por indígenas.
Pero las carrozas tuvieron que sudar hasta conseguir inundar los 530 metros del Sambódromo de Anhembi, ya que un problema eléctrico oscureció la avenida de la samba antes siquiera de comenzar.
Por eso, en lugar de empezar puntualmente a las 23:15 hora local (01:00 GMT), los carruajes tardaron más de veinte minutos en aparecer en escena. Tiempo suficiente para que el público rompiera el silencio y se dejara oír la voz gritando con impaciencia: “¡queremos sonido!”.
Un imprevisto del que muchos culparon a la fuerte lluvia veraniega que castigó durante la tarde a la capital paulista pero de la que consiguió librarse la noche carnavalesca.
Al fin retumbó el son de un “enredo” que exaltó a Vila Madalena, el barrio más bohemio de la mayor ciudad suramericana, tradicional centro de reunión de las comparsas callejeras que caldean el ambiente días antes de la llegada del Carnaval.
“En las calles la gente propaga alegría, la bohemia encuentra su santa casa, de puertas abiertas a la cultura, dando ritmo a la mezcla de arte popular”, retumbaba en los altavoces.
Una de las novedades de la escuela fue la presencia de la empresaria angolana Carmen Moro, la primera “reina de la batería” extranjera del Carnaval de Sao Paulo y cuya presencia recordó la influencia del país africano en la música y danza brasileñas.
El azul, amarillo y verde de las carrozas se fueron haciendo poco a poco con el protagonismo de la velada, acentuados por los disfraces de plumas y por la coreografía de delicadas bailarinas que consiguieron incluso contagiar su felicidad al público.
Los espectadores, menos que otros años pero cada minuto más animados, no pararon de brincar gracias a los chorros de energía que desprendía la música y que impidieron a un solo asistente bajar la guardia.
“Pérola Negra”, apodada “joya rara”, puso punto final a su presentación con esqueletos danzantes, metáforas de los “inquilinos” del Cementerio Sao Paulo, situado al lado de la sede del grupo.
Tras 56 minutos de fiesta y ya pasada la media noche, el espectáculo dio entrada a “Unidos da Vila Maria”, que desplegó otra apología a la naturaleza, esta vez, a Ilhabela, un turístico archipiélago del litoral paulista.
Los desfiles siguen hasta altas horas de la madrugada y todavía verán marchar a las escuelas “Águias de Ouro”, que rendirá tributo a las grandes mujeres de la historia, y “Rosas de Ouro”, que repasará la historia de los tatuajes.
Más tarde será el turno de “Gaviões da Fiel”, de los seguidores del club de fútbol Corinthians, que harán su aparición hablando sobre el origen de la vida y su esplendor.
Antes de los hinchas del actual campeón brasileño, “Nenê de Vila Matilde” ensalzará a la actriz, cantante y bailarina Cláudia Raia, que desde hace más de 30 años desfila con la escuela.
Ya con los primeros rayos de sol, los “Academicos do Tatuapé” cerrarán la primera jornada recordando a “Beija-flor de Nilópolis”, la escuela vencedora el pasado año del tradicional Carnaval de Río de Janeiro, el más pomposo del país.