Este martes 21 de enero se anunció el fallecimiento del primer actor venezolano Raúl Amundaray, a quien la pequeña pantalla otorgó “el derecho de nacer” como el padre de todos los galanes televisivos.
La pérdida física de Amundaray deja un vacío de tristeza en el espectáculo venezolano, pues de sus 82 años de edad, más de 50 fueron trabajando en culebrones dentro y fuera de su país.
Junto Raúl Amundaray se despiden Albertico Limonta y tantos otros héroes que encarnó para robarse los suspiros de las damas frente al televisor. Encumbrado en la cima de los culebrones, acaparó los roles estelares durante la década de los 60, 70, 80. Protagonizó más de 30 producciones dramáticas.
Su trayectoria como protagonista de muchas producciones lo catalogaron como “El galán de telenovelas” y siempre fue referencia e ícono en la televisión venezolana. Un hombre alejado de chismes y escándalos pero que siempre brilló en su carrera artística.
De la época de los reflectores le quedaron varias manías: la sonrisa deslumbrante y el optimismo que lo acompañaron en 2018, cuando se mudó a Houston en compañía de su esposa y su hija. Tampoco solía decir su edad, tenía 82 años, pero cualquiera habría dicho que eran menos.
En su nuevo rol más reposado, disfrutó de una vida tranquila, después de cinco décadas frente a las cámaras, se dedicó feliz a ver telenovelas, mayormente colombianas. “Antes nosotros éramos la cabeza de la industria”, recordó en una entrevista con el periodista Aquilino José Mata, que publicó El Universal.
Raúl José Amundaray Castro, nació en Caracas el 18 de mayo de 1937 y desde joven mostró su pasión por el mundo del entretenimiento cuando en su adolescencia se jubilaba del liceo para visitar algunas radios que operaban desde la capital, como Radio Libertador, Radio Rumbos, Radio Continente y otras.
Su carrera comenzó en una radionovela llamada Para ti, mujer. Luego llegó a las tablas con algunas obras para finalmente calar en Radio Caracas junto a Amalia Pérez Díaz. Pero su participación en Historia de tres hermanas (1964), en la que interpretó a un héroe risueño y romántico, fue lo que le abrió paso a ser llamado para otros dramáticos.
El siguiente año, en 1965, consiguió un papel en El derecho de nacer la cual fue un éxito rotundo, tanto así que el proyecto tuvo que extenderse dos años más de lo previsto. “Esa telenovela fue un éxito sin precedentes. Todo el país se paralizaba. Allí hice el papel protagónico como Albertico Limonta, un médico que estaba condenado a morir al nacer, porque su abuelo ordenó su asesinato (había sido fruto de una relación extramatrimonial) pero que pudo salvarse”, dijo Amundaray en alguna entrevista.
Después del arrollador éxito como Albertico Limonta, se le abrieron las puertas en el exterior y pudo trabajar en algunos proyectos en México y hasta Hollywood. Otros proyectos que destacaron después fueron La usurpadora (1971), El asesinato de Delgado Chalbaud (1980), Chao Cristina (1983), Emperatriz (1990), El perdón de los pecados (1996), El país de las mujeres (1998), entre otras.
También trabajo en algunos proyectos para la pantalla grande: Llamas contra el viento (1956), OK Cleopatra (1967), ambas hechas en México y en el film venezolano llamado Sacrificio (1971).
Pero cuando todo parecía ir viento en popa, en 2010 se le diagnosticó una bacteria intestinal que lo llevó a someterse a un riguroso tratamiento del que afortunadamente salió ileso.
Sus trabajos en la televisión serán recordados por siempre como su más grande legado en el espectáculo venezolano. En sus últimos trabajos destaca Voltea pa’ que te enamores (2006), ¿Vieja yo? (2008), La mujer perfecta (2010) y su último proyecto fue en la telenovela de Venevisión Natalia del mar (2012).
En una de sus últimas entrevistas que dio a finales de 2019, reveló que entre los personajes que más han marcado su trayectoria están Albertico Limonta y Carlos Delgado Chalbaud. También su trabajo en Cristal, de Delia Fiallo, “gracias a la cual estuve varias veces en España y fui premiado allá como Mejor Actor”, comentó en su momento.
Con Información de Ronda