“¡Fuera Obama de la Argentina!”, dicen los cientos de carteles pegados en Buenos Aires, con anuncios de manifestaciones en repudio a la visita del presidente de Estados Unidos que comenzó este miércoles. Su llegada coindice con la conmemoración, este 24 de marzo, de los 40 años del golpe militar de 1976 -que en su día contó con el respaldo de Washington- y con la reciente asunción de Mauricio Macri, un presidente liberal.
El viaje fue asumido como un gesto de “provocación” por parte de los organismos de derechos humanos, que este jueves planean realizar su tradicional marcha hacia Plaza de Mayo en memoria de los caídos.
En un principio, Obama tenía previsto rendir un homenaje a las víctimas de la dictadura en la antigua Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde funcionó un centro clandestino de detención, tortura y exterminio entre 1976 y 1983, y que en 2004 –por iniciativa del gobierno de Néstor Kirchner- pasó a llamarse Espacio Memoria y Derechos Humanos.
La noticia provocó gran tensión entre los organismos de derechos humanos. Y para no echar más leña al fuego, se decidió finalmente que rendirá tributo a las víctimas en el Parque de la Memoria, y que luego del mediodía, antes del inicio de las marchas de los organismos, volará a Bariloche para descansar con su familia.
“Hubiese sido irritante y provocador hacerlo en la ex ESMA. Hay una responsabilidad muy grande de los Estados Unidos con las dictaduras militares no solo de Argentina, sino de todos los países de la región. Es lógico que venga ahora a la Argentina, con un gobierno más afín a la política de los Estados Unidos para América Latina”, dijo a Univision Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz en 1980, activista por los derechos humanos y víctima de torturas en los años 70.
Desclasificación de archivos
En una carta abierta al presidente Obama, Pérez Esquivel recordó cómo Washington formaba a las Fuerzas Armadas latinoamericanas en la Escuela de las Américas (SOA) en tácticas de tortura y secuestros, y marcó las políticas neoliberales que destruyeron la capacidad productiva en el país e impusieron “una deuda externa ilegal e ilegítima”.
El activista y artista plástico se mostró escéptico con la desclasificación de archivos relacionados con la dictadura argentina por parte de EEUU, anunciado días atrás por Susan Rice, asesora para Seguridad Nacional de la Casa Blanca. “Yo vi muchos de esos documentos en mi vida. Muchas veces están todos tachados y apenas se pueden ver algunas palabras. Hay que ver qué tipos de documentos se desclasifican y qué utilidad tienen para la Justicia argentina, a la hora de continuar con los juicios por crímenes de lesa humanidad”, señaló.
En los 12 años de gobierno kirchnerista, la política de derechos humanos estuvo en el centro de la escena. Ésta se puso de manifiesto con algunos gestos simbólicos, como descolgar el cuadro del dictador Rafael Videla de la galería del Colegio Militar, y con otras medidas de alcance efectivo, como la reactivación de los juicios contra exrepresores, que recibió el apoyo de gran parte de la sociedad argentina.
La agenda oficial de la administración de Macri para conmemorar los 40 años del golpe pretende diferenciarse a la del kirchnerismo y por ello, las organizaciones independientes de derechos humanos le acusan de banalizar la fecha.
“Queremos darle una forma más despolitizada al aniversario”, explica a Univision Claudio Avruj, secretario de Derechos Humanos del gobierno de Macri.
Avruj, sin embargo, coincide con Pérez Esquivel en que fue acertada la decisión de cambiar el lugar del homenaje donde participará el presidente de Estados Unidos. “La presencia de Obama en la Escuela de Mecánica de la Armada hubiese generado más tensión porque es el centro clandestino más emblemático de la dictadura”, dijo Avruj. Pero, por otro lado, cree necesario “desideologizar” los derechos humanos.
“Un hombre democrático”
“Las organizaciones de derechos humanos equivocan los caminos y se pierden una gran oportunidad. El presidente de Estados Unidos es un hombre democrático”, contestó el secretario de Derechos Humanos de la Nación a quienes critican la visita.
“Debemos entender que los organismos de derechos humanos ocupan un lugar importante en la lucha por la democracia, pero no son los únicos que trabajan. También cumplen un rol importante las ONG que trabajan por el bien común. El Estado y los organismos no deben mezclar sus funciones para fortalecer el trabajo de todos”, agregó Avruj.
La última vez que un presidente de Estados Unidos visitó la Argentina fue en 2005, en el marco de la IV Cumbre de las Américas en la ciudad de Mar del Plata a la que asistió George W. Bush. En aquel entonces, los presidentes Néstor Kirchner y Hugo Chávez rechazaron el proyecto de libre comercio (ALCA) para la región, que Bush traía bajo el brazo.
En esta oportunidad y con el objetivo de relanzar las relaciones bilaterales, los presidentes Barack Obama y Mauricio Macri se reunión ayer en la Casa Rosada y firmaron acuerdos en materia de seguridad, cooperación para prevenir el “crimen grave” y de comercio para atraer inversiones. Además, el mandatario estadounidense sostuvo un encuentro con empresarios y jóvenes emprendedores. En conferencia de prensa, Obama dio una respuesta elusiva a una pregunta sobre el rol que jugó Estados Unidos en Argentina en la década de 1970. “Hicimos mucha autocrítica”, manifestó.
Para Julio Gambina, profesor de economía política y analista político, la visita de Obama debe analizarse con una mirada geoestratégica, con China como un actor clave en América Latina.
“No se puede pensar la política exterior global de EEUU sin una consolidación de la hegemonía en América Latina y el Caribe. Argentina, quizá el país más antiestadounidense del continente, es una punta de lanza para revertir el cambio de política en la región. Macri tuvo un consenso electoral, que le permitió llegar al poder. Ahora debe transformarlo en consenso político. Para avanzar en los asuntos económicos y políticos, se necesita un cambio de percepción ideológica. El gran interés de Macri es insertar a la Argentina en la política exterior de los EEUU”, sostiene Gambina.