El fútbol profesional español comenzó este lunes su particular operación retorno hacia esa denominada “nueva normalidad” y a un camino lento, obligado a ser muy meticuloso y estricto, que desemboque en la reanudación de las competiciones en junio.
Desde el 10 de marzo, que se disputó ya a puerta cerrada el aplazado Eibar-Real Sociedad en Ipurúa, está detenido el torneo liguero en la máxima categoría, LaLiga Santander, mientras que la división de plata, LaLiga Smartbank, paró su actividad dos días antes con la trigésima primera jornada.
El estado de alarma decretado por el fuerte impacto de la pandemia del coronavirus en España cerró a cal y canto el fútbol, cuyas instituciones no han cesado de trabajar en busca de una solución en forma de reanudación cuando las autoridades sanitarias, ante la evolución de la enfermedad, lo estime conveniente.
Casi dos meses después, de ocho semanas intensas como poco en los despachos, el fútbol da los primeros pasos en este tramo inicial de la desescalada aunque con ciertos recelos, reservas y temores principalmente desde sectores como el de los jugadores como el de los médicos.
Los equipos todos sus componentes tienen las instrucciones básicas precisas del protocolo sanitario para la vuelta a los entrenamientos.
Los jugadores tendrán que llevar su equipación puesta al llegar al lugar de entrenamiento y utilizar guantes y mascarilla antes de empezar a ejercitarse, según las instrucciones remitidas por LaLiga para las dos primeras fases del retorno, que incluyen test PCR y de anticuerpos periódicos.
Antes de los entrenamientos en grupo los futbolistas se ejercitarán en solitario, para “alcanzar un estado de forma óptimo” y en la fase 2 la noche anterior recibirán información del club con el trabajo que deben realizar el día siguiente y el horario en el que deben llegar a las instalaciones en su ordenador, móvil o tablet.
Con información de EFE