Taylor Sheridan fue inicialmente convocado para reescribir el “thriller” montañés “Those Who Wish Me Dead” (“Aquellos que desean mi muerte”), pero terminó involucrándose más en la película. Cuando otro cineasta renunció, llamó al estudio con una oferta.
“Dije, si logro que Angie haga esto conmigo, la dirigiré para ustedes”, dijo Sheridan. “Dijeron, ‘genial, nunca conseguirás a Angie”.
El escepticismo de los ejecutivos de Warner Bros. estaba justificado. Angelina Jolie, cuyas prioridades se han centrado en dirigir, su trabajo en causas internacionales y su familia, no había protagonizado una película en seis años. En la última década sus únicos papeles estelares han sido en dos entregas de “Maleficent” (“Maléfica”) y “By the Sea” (“Frente al mar”), que dirigió y protagonizó con su entonces esposo Brad Pitt.
Pero el momento que eligió Sheridan era correcto. Jolie, quien atravesaba un doloroso y prolongado divorcio, estaba más interesada en un papel rápido y sencillo en el set. Y el papel de una bombera paracaidista en Montana acechada por el trauma y por la culpa era potencialmente catártico.
“Todos tenemos momentos en nuestras vidas en los que estamos destrozados. Y estamos afligidos y no estamos seguros de que quede algo dentro de nosotros”, dijo Jolie en una entrevista vía Zoom desde Los Ángeles. “Me identifiqué más con un una parte de ella que no sentía que podía hacer mucho, y no había hecho esto en mucho tiempo. Estar en esta situación y tener un director que es tanto sensible como consciente de la experiencia humana, ir ahí y sentirlo, pero también empujarte a encontrar tu fortaleza y salir adelante”.
“Eso era realmente lo que necesitaba en ese momento”, dijo Jolie.
Con información de AP