El presidente Lula da Silva reunió este lunes a los poderes públicos en Brasilia que cerraron filas contra los actos de vandalismo ocurridos el domingo contra las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema de ese país
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reunió este lunes a los poderes públicos en Brasilia mientras unas 1.500 personas eran detenidas tras la invasión el domingo de edificios oficiales por simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro que buscaban la caída del mandatario.
En una inusual declaración conjunta, publicada en el Twitter de Lula, los jefes del Senado, la Cámara de Diputados y del Supremo Tribunal Federal rechazaron los “actos terroristas, de vandalismo, criminales y golpistas” en la capital.
Los responsables se reunieron en el Palacio de Planalto, donde Lula reanudó sus actividades pese a que el predio fue uno de los sitios vandalizados, con ventanas rotas y oficinas destrozadas.
Los emblemáticos edificios de la capital brasileña fueron tomados el domingo durante casi cuatro horas por miles de seguidores de Bolsonaro que exigían una intervención militar para retirar a Lula del cargo que asumió hace una semana, el primero de enero.
Los incidentes recordaron los ataques al Capitolio en Washington hace dos años, llevados a cabo por simpatizantes del entonces presidente estadounidense Donald Trump, aliado de Bolsonaro.
Biden y Lula se ponen cita en Washington
Según un comunicado de la Casa Blanca, Lula aceptó la invitación durante la conversación telefónica, en la que Biden condenó “la violencia y el ataque contra instituciones democráticas” de Brasil, así como contra la “transferencia pacífica del poder”.
El mandatario estadounidense también reiteró “el apoyo inquebrantable de EE.UU. a la democracia de Brasil y a la voluntad libre del pueblo brasileño como fue expresada en las recientes elecciones presidenciales que Lula ganó”.