Isco agachó la vista y levantó la palma de la mano, en gesto de disculpa. Los gritos de Luka Modric los había escuchado perfectamente. «¡Pasa el balón, pasa el balón!», reprendió al malagueño por una jugada donde intentó sin éxito el regate, en vez de la combinación, en los últimos minutos del partido en Anoeta, con el Madrid a la desesperada en busca del gol que le permitiese continuar vivo en la pelea por la Liga. En la siguiente acción, Isco abrió a banda, hacia Lucas Vázquez, que la colgó para el remate ganador de Gareth Bale. El andaluz hizo caso a las órdenes de Modric, líder de la reacción blanca en el tramo final ante la Real Sociedad. Tiró del equipo hacia al área de Rulli y probó a derecha e izquierda insistentemente, en una de sus mejores actuaciones de la temporada.
Por fortuna para su entrenador, el croata llega las semanas decisivas poderoso de piernas y con el liderazgo en el campo reforzado. Gracias a la incorporación al once de Casemiro, ha podido adelantar posiciones junto a Toni Kroos. No ha perdido las obligaciones defensivas, más eficaz en la recuperación de lo que insinúa su aspecto, pero la presencia del robusto brasileño le está otorgando mayor libertad en ataque. Ante el Manchester City mañana, Zidane le volverá a dar las llaves de la sala de máquinas, en una cita donde el francés asume que su equipo será el responsable de llevar la iniciativa durante la mayor parte del partido.
El final del encuentro de ida, con los ingleses echados atrás a la espera del contragolpe, es la mejor pista para el Madrid. Será noche de control y buenas ideas con el balón en los pies, virtudes ambas del pequeño talento balcánico. Atraviesa Modric (30 años) una espléndida madurez en su cuarta campaña con el Real Madrid, sin lesiones además que le castiguen, como sí sufrió el pasado curso. Carlo Ancelotti no pudo contar con él en 31 partidos, algunos tan importantes como la semifinal de la Champions ante la Juventus. Esta temporada, sin embargo, tan sólo se ha perdido un compromiso por problemas físicos. Cuidadoso en la recuperación y muy ordenado en su vida privada, Modric también ha incrementado en los últimos tiempos la atención a la dieta.
Riguroso y con carácter, está cada vez más afianzado en el vestuario como uno de los líderes. No da voces ni palmea pechos, pero sus palabras son escuchadas con bastante atención por los compañeros. No necesita el brazalete (tiene por delante nombres en el escalafón de capitanes: Ramos, Marcelo, Pep
El contrato de Modric acaba en dos años y el club blanco espera poder prolongarlo un poco más, aunque ya tiene buenas ofertas, incluso para salir antes camino de China. Elegido en el último once ideal de la FIFA, como uno de los mejores centrocampistas del mundo, su caché es altísimo. Ancelotti se lo llevaría al Bayern de Múnich de mil amores y en Inglaterra también le esperan, pero Zidane le quiere a su lado. Ya en 2014, camino de la Décima, los dos compartieron muchas sesiones privadas de entrenamiento. Una conexión futbolística y personal de la que ahora se beneficia el Real Madrid. Sólo hay una misión pendiente que le ha reclamado el francés: el gol. Lleva tres esta temporada, poco bagaje para un centrocampista como él, de llegada y potente disparo. Ante el City, en busca de la final de Milán, cualquier vía hacia la red será bienvenida.