El excandidato presidencial Henrique Capriles, agredido con gases lacrimógenos por la policía
El chavismo ha impuesto en Caracas un toque de queda sin decretarlo, exclusivopara opositores, a quienes ha cercado con cientos de militares y policías. Contra ellos ha cargado con gases lacrimógenos y perdigones, pese a que se trataba de una marcha pacífica que pretendía llegar hasta la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE) para reclamar contra sus rectoras, que han paralizado el proceso del revocatorio por órdenes de Nicolás Maduro.
Uno de los heridos durante la represión militar ha sido el gobernador Henrique Capriles, a quien uno de los agentes ha atacado de forma sorpresiva para rociarle con gas pimienta en los ojos. El ex candidato presidencial ha necesitado atención hospitalaria, pero se ha recuperado para volver al comando central de la oposición, desde donde se realizará un llamamiento al país.
“Me encuentro bien, los venezolanos queremos revocatorio y cambio. ¡Maduro no podrá con el pueblo!”, ha escrito el gobernador en su cuenta de Twitter.
Horas más tarde, la oposición ha convocado para una nueva protesta nacional el próximo sábado. La Unidad Democrática exige que continúe el proceso revocatorio contra Maduro. Ya son cuatro los días de silencio del ente electoral, que debe proceder, según su propio reglamento, a instalar las máquinas captahuellas que verifiquen 1.800.000 firmas, cuando para este primer paso a la oposición le basta con 195.000.
El cerco militar, como si se tratase del Muro de Berlín, ha partido en dos a la capital. A un lado, alrededor de 3.000 opositores, con sus diputados al frente, intentando acercarse al CNE, entre vítores y palabras de ánimo de los transeúntes, que tampoco han podido acceder a la Universidad, a sus trabajos y a sus hogares. Doce estaciones del Metro han permanecido cerradas.
Al otro lado del muro, una marcha oficialista, convocada a última hora paraproteger a Maduro y a las rectoras del CNE con un lema que ya forma parte delsurrealismo mágico de la revolución: inquilinos de la Misión Vivienda agradeciendo a su presidente que impida que se le entregue los títulos de propiedad de sus viviendas sociales, tal y como exigía la ley confeccionada por la Asamblea Nacional. El Tribunal Supremo, también por orden de Maduro, decretó la inconstitucionalidad de esta ley.
Rodeado por los suyos y con las brigadas de choque que controlan la zona, incluidos los agresores del secretario ejecutivo de la Unidad, Jesús Torrealba, sólo un estudiante ha podido acercarse a la sede electoral. Diego Hernández, estudiante de Derecho, armado con un pequeño cartel con “Revocatorio, ya”, sin un grito, sin un aspaviento, se dispuso a declarar a los periodistas, como un Robinson Crusoe en territorio chavista. No le han dejado: un comandante de la Guardia Nacional le ha arrancado a la fuerza el cartel y cinco militares se lo han llevado detenido, ante la perplejidad de los reporteros.
Las marchas opositoras se ha repetido por todo el país, incluso en algunas los manifestantes han conseguido acercarse a las sedes regionales del poder electoral. La represión más violenta se ha producido en Barinas, con varios heridos por disparos de perdigón, entre ellos el diputado Wilmer Azuaje.