La experta brasileña Débora Diniz critica la “inacción” de los Gobiernos latinoamericanos ante el zika porque la lucha contra la epidemia implica hablar sobre los derechos de las mujeres, concretamente el del aborto.
“Hay una conexión muy importante entre el zika y los derechos de las mujeres y de los niños con discapacidad. Pero nuestra región no respeta ni a las mujeres ni a los discapacitados”, afirma en una entrevista con Efe Diniz, cofundadora del Instituto de Bioética Anís, que participó en la conferencia internacional Women Deliver celebrada en Copenhague.
Este Instituto presentó recientemente ante el Tribunal Supremo brasileño una petición para que se autorice el aborto en el caso de que una madre contraiga el zika, puesto que cada vez hay más evidencias que indican una relación causal entre el virus y los casos de microcefalia.
“Es una tragedia humanitaria donde las víctimas son las mujeres. Precisamente por eso, las autoridades no están haciendo nada, porque es un tema de mujeres”, denuncia Diniz. “Hablar de zika implica hablar sobre los derechos de las mujeres, de planificación familiar y aborto. Y sobre eso no quieren hablar”, lamenta.
El miedo a la microcefalia ha reabierto el debate del aborto en esta región, una de las que más lo criminaliza en todo el mundo, donde “hay una amenaza inmediata de que la clandestinidad del aborto crezca”, alerta Diniz.
Desde que Brasil anunció el año pasado que había detectado un brote del virus del Zika, casi 60 países han detectado la enfermedad entre su población, que es asintomática en el 85 por ciento de los casos.
Sin embargo, se ha detectado un incremento exponencial de casos de microcefalia en bebés cuyas madres se habían infectado con el virus y de Síndrome de Guillain-Barré (disfunción neurológica). “La respuesta de la región ha sido terrible, excepto en Colombia, donde el ministro de Sanidad anunció que el aborto en caso de zika estaba protegido por el Tribunal Supremo”, explica Diniz.
En algunos países de la región la ley solo acoge la posibilidad de abortar en el caso de que la vida de la madre corra peligro, mientras que Chile, El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Surinam ni siquiera en ese caso
Por eso, las mujeres embarazadas viven “con pánico” ante la falta de información y el riesgo del virus, por lo que reclaman el derecho al aborto especialmente en Brasil, el país más afectado por la epidemia.
Aunque las mujeres con recursos se desplazan a otros países para poder abortar, explica Diniz, la gran mayoría no tiene recursos para hacerlo, por lo que se ven obligadas a recurrir a abortos clandestinos en condiciones de riesgo.
En opinión de esta antropóloga y activista, la situación en Brasil ha empeorado recientemente con la destitución de Dilma Rousseff como presidenta y con la instauración del nuevo Gobierno, formado íntegramente por hombres.
“Es increíble que la única solución que den las autoridades es recomendar a las mujeres que no se queden embarazadas en un futuro cercano”, dice Diniz, porque no tienen en cuenta que en Latinoamérica un alto porcentaje de los embarazos no son planificados.
Mientras que las autoridades eluden hablar abiertamente del asunto, el papa Francisco sí ha mencionado la posibilidad de usar métodos anticonceptivos ante el riesgo que plantea a las embarazadas el virus del zika.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha advertido del riesgo de que surja un brote de zika a finales de primavera o verano en Europa o África, donde surgió por primera vez en 1947. “Me espanta que la epidemia pueda volver a África, donde los sistemas sanitarios son muy débiles. Las consecuencias pueden ser inimaginables”, advierte Diniz.