La isla de Hawái (Estados Unidos) atrae a las personas más adineradas del planeta y su mejor lugar es Hualalai, donde los visitantes se hospedan en el hotel Four Seasons o en viviendas privadas, cuyos dueños pueden disfrutar de las instalaciones de ese establecimiento o de los servicios del Hualalai Resort Club, por los cuales pagan enormes sumas de dinero.
A cambio, lo único que quieren esas personas es tener la libertad de hacer su voluntad y nunca escuchar un ‘no’ por respuesta. Hasta hace poco tiempo, todo funcionaba de esa manera; sin embargo, ahora resulta insuficiente con ser millonario y es necesario ser multimillonario, según informa la agencia Bloomberg.
En 2006 Michael Dell, fundador de la compañía Dell, acaparó todo este enclave privilegiado —salvo las casas privadas— y le encargó al hotel Four Seasons la gestión de la zona. A partir de ese momento, los huéspedes del recinto hotelero y los propietarios de Hulalai comenzaron a ver limitados sus derechos.
Por ejemplo, el Four Seasons impuso pagos de 150 dólares diarios a los ‘huéspedes no acompañados’ y les limitó el acceso a las comodidades de la parte hotelera. Además, a ciertas horas los clientes de la zona privada no pueden reservar una mesa en los restaurantes y tienen restringido el uso de las tumbonas.
Este endurecimiento de las normas ha afectado al flujo turístico de la zona privada y, por ende, a los ingresos de los propietarios, algunos de los cuales obtenían beneficios de arrendamiento de hasta 500.000 dólares anuales. Asimismo, la administración ha anunciado que planea aumentar las cuotas diarias para esos ‘huéspedes no acompañados’ hasta, al menos, 250 dólares, con el fin de reducir el interés para alquilar residencias.
Christofer Zyda, un asesor financiero y propietario de una vivienda en Hulalai, opina que “parece una batalla” entre el 1 % de las personas ricas y el 0,001 % de los superricos del planeta y ha calificado la maniobra como “táctica de la Gestapo”.
Consecuencias legales
Los propietarios sostienen que, en su momento, la falta de aranceles adicionales les indujo a comprar sus residencias y aseguran que se sienten engañados. Por este motivo, han interpuesto una demanda, pero la respuesta de los administradores ha sido que sus contratos incluían la condición de que los impuestos a los huéspedes podían aumentar.
Hasta hace poco tiempo, los millonarios estaban indefensos ante los dictados de Dell, pero el letrado de los propietarios, Terrance Revere, asegura que se trata de un caso de competencia desleal, más que unas cláusulas contractuales.
Ante la perspectiva incierta de la vía judicial, algunos propietarios ya han vendido su vivienda, mientras que otros aseguran que están dispuestos a aguantar la pérdida de clientes a cambio de recibir una conpensación.