lunes, noviembre 25, 2024

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Muse: Seguros nunca estaremos

Muse, la banda que hace años preconizara el alzamiento civil contra los gobiernos, vuelve a resultar profética en su último disco, Drones, que reflexiona sobre el abuso de la tecnología en cuestiones de seguridad.

“A todos nos gusta sentirnos protegidos y probablemente el mundo sea un lugar más seguro que hace 150 años, pero, por mucho que mejore la tecnología, nunca lo estaremos al cien por cien”, previene Christopher Wolstenholme, bajista de este trío que completan el vocalista Matt Bellamy y el baterista Dominic Howard.

Sus palabras, pronunciadas poco antes de los celebradísimos dos conciertos que ofrecieron en Madrid en mayo, resuenan especialmente ahora, unas horas después del atentado perpetrado en Niza.

“Antiguamente sólo tenías que preocuparte por lo que sucedía alrededor. En estos tiempos, el planeta se ha convertido en un espacio más pequeño, con más conflictos entre los gobiernos”, apunta.

No es la primera vez que se anticipan a los sucesos de la actualidad. Ya ocurrió con The Resistance (2009), cuyo videoclip homónimo fue rodado en España, en el madrileño Palacio de Deportes, dos años antes del 11-M en Madrid.

“Es casi escalofriante, porque después de ese álbum, que se centraba mucho en la protesta, empezaron a suceder cosas en países europeos como Grecia y España, una resistencia civil a la forma tradicional de gobernar”, reconoce.

Esta vez el acento de su séptimo disco de estudio, Drones, se pone en “los efectos de la tecnología en la especie humana y en la falta de empatía”.

“Cada movimiento que realizamos en este mundo queda registrado de alguna forma cada día. La tecnología ha permitido en los últimos 20 años que captar imágenes sea extremadamente sencillo y no estoy para nada entusiasmado con la idea de que, cada vez que camino por Londres, 15 cámaras registren mis pasos”, considera.

En línea con el concepto del disco, quisieron hacer “un álbum que no dependiera tanto de las máquinas, que pasara más por el fruto del talento de un grupo de personas tocando instrumentos en un espacio pequeño”.

“Queríamos sentirnos de nuevo una banda de rock y lo pasamos muy bien”, sentencia Wolstenholme. Hoy visitarán la localidad española de Benicàssim para participar una vez más en el FIB, alcanzando una cifra redonda de visitas al país, 25 desde el año 2000.

“Somos una banda que ha salido mucho de gira, sobre todo por Europa, y que desde nuestro primer disco puso empeño en tocar en escenarios fuera de Inglaterra”, reconoce el bajista, que se ha convertido, junto a sus compañeros, en uno de los grandes embajadores del llamado “rock
de estadio”.

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