“Donald Trump tiene razón”. Así tuiteó la Asociación Nacional del Rifle(NRA, según sus siglas en inglés) el martes, inmediatamente después de que el candidato republicano a la presidencia de EEUU, Donald Trump, destara una nueva controversia al decir que “la gente de la Segunda Enmienda [es decir, los defensores del derecho a poseer y portar armas en EEUU] podría estar allí” en el caso de que Hillary Clinton ganara las elecciones y nombrara a un juez del Supremo que estuviera a favor de limitar la compra y tenencia de armas de fuego por parte de los estadounidenses. En gran parte de EEUU es más difícil comprar un medicamento o un coche que un arma.
La frase fue considerada por muchos como una incitación de Trump al asesinato de la candidata si ésta gana las elecciones, o de los jueces del Supremo que apoyen la regulación de las armas de fuego o, simplemente, a la rebelión armada. La web del semanario ‘The Weekly Standard’, totalmente republicano pero que lidera la oposición a Donald Trump, tenía ayer un artículo en el que ofrecía al candidato “diez remedios para evitar meteduras de pata que puedan ser manipuladas como amenazas de muerte”. Ya en febrero un asesor de Trump, Al Baldasaro, había propuesto en una entrevista radiofónica “poner delante del pelotón de fusilamiento y disparar” a Hillary Clinton “por traición”.
Pero, para la NRA, Trump simplemente estaba haciendo un llamamiento a que la gente vote. Lo cual podría ser verdad si el candidato no hubiera dejado claro que “la gente de la Segunda Enmienda” solo debería actuar en el caso de que Clinton pudiera nombrar a jueces que no son de su agrado. Trump insistió el martes por la noche en que lo único que quería es que los estadounidenses voten. Y, en un nuevo ejemplo de descoordinación, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Ryan, dijo que las palabras del candidato de su partido “parecen una broma que le ha salido mal”. Ryan, precisamente, derrotó ayer por goleada en las primarias de su distrito electoral a Paul Nehlen, un candidato ‘insurgente’ cuyo programa era muy similar al de Trump.
Así pues, Trump podía estar incitando la violencia, al magnicidio, bromeando, o animando a que la ciudadanía ejerza el derecho al voto. Todas las explicaciones valen. Esta caótica estrategia de control de daños ha vuelto a poner de manifiesto que la campaña de Trump está muy mal organizada, algo que los propios republicanos admiten públicamente. De hecho, la controversia desatada por Trump ahogó ayer nuevas revelaciones hechas por el ‘New York Times’ de conflicto de intereses entre Hillary Clinton y la Fundación creada por su esposo, el ex presidente Bill Clinton.
Pero el apoyo de la NRA no se ha circunscrito a las redes sociales, sino que se ha combinado con una campaña de publicidad en la que esa organización va a gastar tres millones de dólares (2,7 millones de euros) en anuncios en televisión apoyando a Donald Trump. En total, la NRA ha destinado un presupuesto de seis millones de dólares (5,4 millones de euros) a defender la candidatura de Trump.
La influencia de la NRA también ha llevado a algunos críticos de Trump a tragarse los ‘tuits’ en los que criticaban sus declaraciones. Ése fue el caso de Bob Owens, editor de la web ‘Bearing Arms’, que declaró en Twitter que las palabras del candidato eran “deprimentes”, y no eran “ni inteligentes ni matizadas”. Según el periódico Politico, Owens borró ese comentario y escribió un artículo en su web titulado ‘No, Donald Trump no sugirió que Hillary Clinton sea asesinada’. De acuerdo a la información de Politico, la NRA es uno de los principales anunciantes de ‘Bearing Arms’.
La NRA es un grupo que teóricamente defiende el derecho constitucional de los estadounidenses a tener y portar armas de fuego. Pero cualquiera que conozca a la organización sabe que ésta es un grupo conservador, casi exclusivamente blanco, nacionalista y cristiano. Las reuniones anuales de la NRA son el equivalente de los congresos del ‘Tea Party’, cuyos líderes ya en 2013 -mucho antes de que Donald Trump anunciara su candidatura- declaraban: “No cesaremos de luchar hasta que recuperemos la Casa Blanca”. La influencia de la NRA es muy fuerte en las zonas rurales, en las que precisamente el Partido Republicano tiene sus mayores bastiones electorales.