Pétalos de rosa y un Ferrari negro presidiendo el cortejo fúnebre. Esas fueron las máximas excentricidades que las autoridades italianas permitieron durante el funeral de Nicandro Casamonica, alias ‘Daniele’, perteneciente al clan mafioso romano de los Casamonica, que murió el pasado domingo mientras intentaba quemar la casa de un pariente para vengar el honor de su familia.
Más de 300 personas participaron en el funeral de rito evangélico del joven, de apenas 27 años, que tuvo lugar en la zona de la Romanina, un barrio de la periferia de la capital italiana donde reina el clan de origen sinti, una etnia romaní. Varios golpes de ‘acelerador’ del Ferrari negro perteneciente al difunto homenajearon el féretro en su camino hacia el cementerio de Ciampino. En el momento en el que el cuerpo abandonaba la vivienda, cientos de globos azules y pétalos blancos fueron lanzados desde las ventanas del edificio al paso del cortejo. El féretro fue conducido al camposanto en un Maserati adaptado como coche fúnebre.
La ‘sobriedad’ del funeral nada tiene que ver con el de Vittorio Casamonica, capo del clan mafioso dedicado a la extorsión y el tráfico de drogas, que hace casi un año fue despedido en Roma a bordo de un carruaje tirado por seis caballos blancos acompañado por la banda sonora de la película El Padrino. Un espectáculo que levantó una tormenta política en la capital italiana y que las autoridades han preferido evitar esta vez.
El honor de la familia
Nicandro Casamonica falleció el pasado domingo en un incendio que provocó él mismo en la casa de un pariente. Las autoridades italianas están todavía investigando las causas pero las primeras hipotésis apuntan a que el joven fallecido quería acabar con la vivienda de su primo Raffaele Casamonica, también miembro del clan mafioso, para vengar el honor de la familia después de que la hermana del primero, Concetta, huyera días atrás con Romolo, el hijo del segundo, que estaba casado. Una vergüenza y un deshonor para la familia que no podían tolerar.
El cuerpo sin vida de Nicandro Casamonica fue encontrado carbonizado por la policía. Al parecer habría intentado prender fuego a la vivienda con varios bidones de gasolina pero la explosión de una bombona de gas en el interior le sorprendió antes de que pudiera escapar. Nicandro habría aprovechado que ni Raffaele ni su hijo se encontraban en la vivienda para intentar destruirla. Según la prensa local esto es un signo distintivo de los Casamonica, que en 40 años de investigaciones nunca han sido condenados por homicidio, ni dentro ni fuera del clan. Los carabinieri creen que el joven no acudió solo a la residencia del pariente y están intentando localizar a los presuntos cómplices entre los que se podría encontrar el padre, Guerino Casamonica, que presenta varias quemaduras en el cuerpo. Según la versión de su abogado se debe a que cuando supo de las intenciones de Nicandro se precipitó hasta el lugar pero no pudo evitar la tragedia.
Un viejo clan
Las autoridades italianas temen que la muerte del joven Casamonica sea sólo el comienzo de una guerra interna entre la familia criminal más grande y peligrosa de la región del Lazio, cuya capital es Roma. El clan llegó a la capital italiana hace más de seis décadas y desde entonces controla una parte de la periferia romana a través de la usura, el blanqueo de dinero, el tráfico de droga… Controlan el sector de la construcción y el mercado inmobiliario, poseen restaurantes y tiendas en el sudeste de la capital y el litoral romano.
En los últimos años las autoridades italianas han secuestrado al clan un patrimonio por valor de millones de euros. Pero en todo este tiempo no han conseguido infiltrar a ningún miembro en la organización. Tampoco existen arrepentidos ni colaboradores de justicia como en la Camorra, la Cosa Nostra o la ‘Ndrangheta. El clan de los Casamonica es prácticamente impenetrable y gracias a eso, sobrevive y campa a sus anchas por los barrios de Roma.