viernes, noviembre 22, 2024

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Bolt despierta al estadio y Gatlin lidera las series de 100

El estadio esperaba a Usain Bolt. Se diría que todo Río. El héroe de la pista recoge el testigo del héroe de la piscina. Será difícil encontrar otra coincidencia semejante como la de estos dos deportistas, de la que han disfrutado los tres últimos Juegos. Es como si la historia hubiera hecho coincidir a Jesse Owens yMark Spitz en una misma cita. A su gesta se une el relato. Bolt y Phelps también lo tienen, aunque sea, por fortuna, en un mundo mejor. Owens padeció el nazismo y la segregación en su país; Spitz, judío, fue testigo de la mayor masacre olímpica en Múnich. [Las imágenes de la carrera]

Los gritos empezaron cuando el jamaicano saltó a la pista para disputar la sexta serie de los 100. Saludó levemente. Si guarda alguno de sus números será para la final, o incluso después, porque afronta la situación más comprometida en unos Juegos, salvo aquellos de Atenas en los que era un adolescente, lesionado en las series de 200. La irreverencia lo distingue tanto como su talento, aunque ponga de los nervios a la ética victoriana que todavía rige parte del deporte.

El jamaicano, en la calle seis, esquinado como Justin Gatlin, concluyó en 10.06, con un ligero viento en contra (0,4 metros por segundo en contra), pendiente de realizar el mínimo esfuerzo para superar a Andrew Fisher y ser primero. Si algo pudo apreciarse, es su baja reacción en la salida y la precaución en sus primeros apoyos, algo habitual por su altura, pero que esta temporada se ha acentuado debido a las lesiones. Incluso cuando realizó su mejor marca del año (9.88), en Kingston, en su país, evidenció ciertas dificultades. A partir de los 50 metros, sin embargo, se desata.

Antes que Bolt, el atleta que amenaza su intención del ‘triple-triple’, como sería ganar 100, 200 y 4×100 en tres Juegos consecutivos, mostró un excelente tono. Gatlin concluyó en 10.01 sin oposición, ni esfuerzos. Lo mismo puede decirse de Bolt, aunque se trata de referencias poco indicativas, por mucho que el tiempo del estadounidense fuera el mejor de los tiempos, por el cuarto del jamaicano. Las semifinales ofrecerán más parámetros, con atletas ya por debajo de la barrera de los 10 segundos.

Bolt acude a Río 30 centésimas por debajo de su récord mundial (9.88 frente a 9.58), pero es un tiempo, si es capaz de repetirlo, con el que se puede aspirar a todo, en función de la prueba. La impresión, no obstante, es que Gatlin le va a exigir más. En los ‘trials’ estadounidenses, corrió en 9.80. Nadie lo ha hecho esta temporada más rápido.

Sancionado dos veces por dos positivos que lo tuvieron apartado entre 2006 y 2010, Gatlin regresa, a los 34 años, cuatro más que el jamaicano, de un oscuro túnel, en el marco de unos Juegos muy polémicos a propósito del dopaje. Las voces contra Yulia Efimova en la piscina podrían acabar de serlo contra Gatlin en el estadio, ya que hay quienes piensan que los que han sufrido positivos no deberían volver a unos Juegos. De esa forma lo ha dicho Michael Phelps, a propósito de la rusa. Bolt, de momento, corre y calla.

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