Aunque durante el año pasado más países se adhirieron a la Convención sobre Municiones de Racimo, en los escasos conflictos donde se siguen usando, son causa de muerte y mutilación de civiles, según se desprende del informe 2016 que monitorea el uso de esas armas.
Desde agosto de 2015, cinco países han ratificado esa convención (Colombia, Islandia, Palau, Rwanda y Somalia) y Cuba e Islas Mauricio se adhirieron a ella, elevando a 100 el número de Estados parte.
El coordinador del informe Jeff Abramson afirmó que durante 2015 un 97 % de las víctimas de estos proyectiles y sus residuos fueron civiles.
Los ataques se produjeron mayoritariamente en los conflictos de Siria, con un incremento desde que Rusia empezó su operación militar conjunta con el gobierno sirio a finales de septiembre, y en Yemen por parte de la coalición de Estados liderados por Arabia Saudita.
“Continuamos estando alarmados por el uso de municiones en racimo nuevamente, lo cual parece estar sucediendo potencialmente casi a diario en Siria. Según nuestro recuento de bajas encontramos más de 200 víctimas por ese tipo de armas, pero creemos que hay muchas más aunque la evaluación es difícil por la situación en el terreno”, dijo Abramson.
Las bombas de racimo son armas que contienen cientos de pequeños artefactos explosivos en su interior y al ser lanzados se dispersan en áreas de gran tamaño equivalentes a un campo de futbol.
