Al principio, parecía que era 2011 de nuevo.
“Me volvió el recuerdo. Y fue horrible. La oscilación hacia los lados era enorme”, dijo Kazuhiro Onuki luego del sismo de magnitud 7,4 que remeció el noreste de Japón este martes. Fue el más fuerte desde el terremoto y posterior tsunami de hace cinco años.
“Pero nada se cayó de las estanterías”, apuntó Onuki, de 68 años, en una entrevista telefónica, con la voz calmada y tranquila.
Residentes en la costa regresaron a sus casas desde tierras más altas, y los barcos pesqueros atracaron en sus puertos, tras la suspensión de las alertas de tsunami para la zona japonesa del Pacífico.
El movimiento telúrico se dejó sentir en Tokio, a 240 kilómetros (150 millas) de distancia), pero fue mucho menos potente que el de magnitud 9,0 de 2011, y solo pequeñas olas de tsunami alcanzaron la orilla.
La planta nuclear de Fukushima Dai-ichi, que tras el tsunami de 2011 filtró radiación a varios kilómetros de distancia, no reportó anomalías. Las labores de desmantelación de los reactores afectados quedaron suspendidas y el sitio fue inspeccionado.
Al menos 14 personas resultaron heridas, tres de ellas con fracturas de huesos, y la televisión de Japón mostró imágenes de productos dispersos por el suelo de una tienda y libros caídos en una biblioteca.
En la costa, filas de autos partieron durante la madrugada después de que las autoridades pidieron a los residentes que se refugiaran de inmediato en tierras más altas.
Las primeras olas del tsunami llegaron a la orilla sobre una hora más tarde. La mayor, de 1,4 metros (4,6 pies), alcanzó la bahía de Sendai unas dos horas después del sismo. Las olas registradas en 2011 tenían entre 10 y 20 metros de alto.
La evacuación pareció realizarse en calma. Katushiro Abe, un funcionario de turismo de 47 años de Ishinomaki, una ciudad muy golpeada por el tsunami de 2011, estaba ya en su puesto de trabajo cuando se activó la alerta el martes, pero su esposa y su hija adolescente abandonaron su casa. Su familia se metió en el coche y condujo hasta el pie de una colina cercana a toda velocidad, explicó.
Desde 2011, se han emitido alertas de tsunami en al menos dos ocasiones, apuntó, por lo que su familia estaba preparada y no se alarmó. “Estuvimos en contacto por correo electrónico”, dijo.
Este fue el sismo más potente en el noreste de Japón desde el de 2011 y alguna de las réplicas registradas ese mismo día. El Servicio Geológico de Estados Unidos situó la magnitud del terremoto del martes en 6,9.
La Agencia Meteorológica de Japón describió el movimiento telúrico como una réplica del de 2011, que provocó un tsunami que se cobró la vida de unas 18.000 personas y arrasó barrios enteros.
“Las réplicas pueden continuar no solo durante cinco años, sino hasta 100”, explicó Yasuhiro Umeda, sismólogo de la Universidad de Kioto, a la televisora japonesa NTV.
En algunas zonas, pudo verse como el agua subía por el río, provocando olas que no generaron inundaciones. Fue un inquietante recordatorio del desastre de 2011, cuando olas mucho más grandes avanzaron por los ríos arrastrando viviendas y automóviles.
Capitanes de barcos llevaron sus embarcaciones mar adentropara evitar daños por las olas.
“Cuando me fui a mar abierto, había olas inusuales”, explicó el marinero Hideo Ohira tras regresar al puerto de Onahama. “Pero no eran tan grandes”.
TEPCO, la empresa que opera la planta de Fukushima Dai-ichi, dijo que detectó un aumento de la marea de un metro en la orilla.
La planta está siendo desmantelada después de que el tsunami de 2011 provocara la fusión del núcleo en tres reactores, pero la zona sigue siendo considerada peligrosa ya que la empresa aún no ha determinado cómo retirar todas las barras de combustible y escombros radiactivos ni qué hacer con los núcleos.
La operadora TEPCO dijo que una bomba que suministra agua fría al estanque de combustible empobrecido en la planta cercana Dai-ni de Fukushima dejó de funcionar temporalmente, pero ya funcionaba de nuevo.
Naohiro Masuda, jefe de la unidad de desmantelamiento de TEPCO, dijo creer que la bomba se apagó por un sistema de seguridad automático debido a la agitación del agua en el estanque.