Venezuela ya no es miembro pleno del Mercado Común del Sur (Mercosur). Los ministros de Exteriores de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay notificaron a Caracas “el cese del ejercicio de los derechos inherentes a la condición de Estado parte”, según consta en la carta que acercaron a la cancillería venezolana. El gobierno de Nicolás Maduro ha denunciado que su país es víctima del “hostigamiento” del resto de los socios del bloque, decididos a expulsar a Venezuela mediante un “acto írrito” (nulo).
Y denunció un “golpe de Estado al Mercosur”. Lo cierto es que los miembros perdieron la paciencia. El 1 de diciembre consideraron cumplido el plazo que dieron a Caracas para adecuar sus normativas internas a las del bloque, un compromiso que Venezuela asumió en 2012 cuando pidió convertirse en miembro pleno. En la práctica, la suspensión implica que Venezuela perderá voto pero no voz, el mismo estatus que hoy tiene Bolivia.
Pero las consecuencias políticas serán mucho más graves, porque Maduro ha quedado ahora más solo en una región que ha virado hacia posiciones cada vez más refractarias al llamado eje bolivariano.
El viernes fue una carrera de nervios entre las filtraciones a la prensa de una carta de suspensión presuntamente redactada y desmentidas constantes. Hasta que llegó la confirmación oficial: “Se analizó el estado de cumplimiento de las obligaciones asumidas por Venezuela, constatándose el estado de incumplimiento”, dice el texto firmado por los cancilleres Susana Malcorra (Argentina), José Serra (Brasil), Eladio Loizaga (Paraguay) y Rodolfo Nin Novoa (Uruguay).
“Cabe destacar que Venezuela contó con cuatro años para incorporar la normativa vigente del Mercosur y que se le otorgó [en septiembre] un plazo adicional para honrar sus obligaciones. La medida adoptada regirá hasta que los Estados Partes signatarios del Tratado de Asunción convengan con ese país las condiciones para restablecer el ejercicio de sus derechos como Estado Parte”, agregaron los ministros.
Venezuela reaccionó de inmediato a través de su canciller, Delcy Rodríguez. La ministra dijo temprano que la carta era “falsa”, pero luego se rindió a la evidencia. Entonces declaró a su país en rebeldía, convencida de que Venezuela enfrenta una conspiración regional. “Se pretende hacer un golpe de Estado, de ejecutar esto estarían haciendo del Mercosur ilegal y nosotros nos mantenemos en la legalidad”, dijo Rodríguez en una rueda de prensa en Caracas. “Esto es un acto írrito, nulo, que no tiene ningún tipo de efecto. Venezuela anuncia que seguirá formando parte del Mercosur y al frente de la presidencia pro tempore”, agregó. Antes, desde su cuenta en Twitter, llamó a ” los pueblos de Mercosur a no dejarse arrebatar sus mecanismos de integración, secuestrados por burócratas intolerantes”.
Venezuela sostuvo siempre que la mayoría de los compromisos exigidos por sus socios en 2012 ya fueron cumplidos, y acusó del “hostigamiento” a lo que llamó una Triple Alianza integrada por Argentina, Brasil y Paraguay. En el fondo de la cuestión está el giro político dado por Argentina en diciembre, cuando asumió Mauricio Macri, y Brasil, donde Michel Temer sucedió en agosto a Dilma Rousseff, tras un largo proceso de juicio político.
Paraguay, en tanto, se cobró la suspensión que enfrentó en 2012 cuando el Mercosur, integrado en ese entonces por gobiernos de izquierda, castigó la expulsión parlamentaria del expresidente Fernando Lugo. Esos mismos gobiernos son ahora menos proclives a la presencia venezolana en el bloque y no ahorraron críticas hacia el gobierno de Maduro, al que acusaron de violar los derechos políticos de la oposición.
La demora de Venezuela para adecuar sus normativas fue la puerta que encontraron los socios para desplazar a Caracas de la presidencia pro tempore, en medio del deterioro de las condiciones democráticas en Venezuela. Paraguay y Brasil lideraron el grupo más proclive a la expulsión, mientras que Argentina y Uruguay sostuvieron posiciones más moderadas. El equilibrio se rompió en octubre, cuando la justicia electoral venezolana suspendió el referendo revocatorio contra el mandato presidencial impulsado por el antichavismo. A partir de entonces las opiniones fueron más duras. Macri pidió que se aplique a Venezuela la Carta Democráctica del bloque y llamó incluso a “la condena de todas las naciones americanas y del mundo entero”, porque “no se está respetando los derechos humanos”.
En medio de la escalada, Venezuela se aferró a la presidencia pro tempore, que le correspondía por orden alfabético pero que debió asumir sin el consenso de sus pares. La crisis derivó en una situación de doble comando, donde Venezuela se consideró con derecho a tomar decisiones y una conducción paralela integrada por el resto de los socios. Rodríguez ha redoblado ahora la apuesta, con advertencias de que sun país no hará caso a la suspensión. Pero los socios tienen otros planes. La idea es que Argentina tome la presidencia pro tempore a partir del 14 de diciembre, cuando deben reunirse los cancilleres en Montevideo, sede ejecutiva del Mercosur.