San Pedro Sula.- 7 años atrás, ni Marcio ni Milady imaginaron lo mucho que cambiarían sus vidas al conocerse… pero así fue. Marcio, que andaba muy ocupado por asuntos personales, salió una noche para reunirse, como habitualmente lo hacía en el Club Rotaract. Fue ese compromiso el que propició el encuentro con Milady…rápido surgiría la chispa entre ambos.
De esa latente complicidad, el joven pronto se daría cuenta que esa chica debía estar a su lado… Así, y tras pedirle su número de teléfono, ¡al fin! Milady accedió a dárselo. Luego una primera cita y surgió lo inevitable 4 meses después: ¡ambos jóvenes se habían enamorado y comenzaron un tórrido romance!
Pasado este tiempo y amándose como el primer día, la bonita pareja decidió dar un paso más en su relación…Y, aunque ambos lo habían hablado alguna vez, fue Marcio el que decidió lanzarse a por la tan intrépida, aunque absolutamente romántica propuesta.
Todo estaba preparado para pedir matrimonio a la mujer de su vida. Nada podía salir mal. Marcio sacó el anillo y ante los nervios…¡sobraban las palabras!
Los días parecen estar contados para que se desposen ante el altar de la Iglesia Nuestra Señora de Suyapa, en la que será la culminación de sus sueños que los llevaran hasta una hermosa recepción, tal y cual la planearon.
Es por eso que Milady fue agasajada con un íntimo Bridal Shower en donde solo sus familiares más allegadas la acompañaron. Para celebrarlo, eligieron el Hotel y Club Copantl de San Pedro Sula; un lugar acogedor y decorado ingeniosamente por Jackie Cabrera, que con accesorios que iban desde largos collares de perlas, un delicado ramo de novia, hasta zapatos de tacón acharolados en tono rosa antiguo, hizo del espacio, el mejor de los ambientes para festejar a la futura señora de Aguirre.
A estas alturas, Milady tiene ya listo su ajuar de novia…un modelo con aire exquisito de diseño exclusivo, como solo ella puede lucir; mientras tanto, la historia del romance con Marcio continurá hasta el próximo 11 de noviembre, cuando sus dos almas se encuentren en el altar e intercambien miradas de complicidad para darse el “Sí, quiero”, sellando su promesa de amor con un beso eterno.
Por: Dayana Ortiz
Fotografías: Samuel Romero