Más de 400 personas han muerto y 6.700 han resultado heridas por el sismo que ha devastado el oeste de Irán, donde siguen hoy a contrarreloj las tareas de rescate para intentar hallar supervivientes entre las ruinas.
Edificios convertidos en escombros, vehículos aplastados, campamentos improvisados para los damnificados y comercios y escuelas cerrados eran el desolador paisaje de varias poblaciones de la provincia occidental de Kermanshah, fronteriza con Irak.
El sismo, de 7,3 grados en la escala de Richter y que tuvo anoche su epicentro en la frontera entre Irán e Irak, arrasó varias localidades iraníes y provocó en esta jornada nuevas réplicas.
Ante la magnitud de la tragedia, las autoridades iraníes movilizaron a todos los cuerpos de seguridad, incluidos el Ejército y los Guardianes de la Revolución, para acelerar las tareas de rescate y de retirada de escombros.
En los alrededores de los edificios en ruinas de la población de Sarpul Zahab, la más damnificada, cientos de personas esperaban con angustia noticias de sus allegados, desaparecidos desde que anoche la tierra tembló.
Con información de EFE