Hace casi dos meses que Meghan Markle se convirtió en la Duquesa de Sussex al contraer matrimonio con el príncipe Harry. Desde que asumió este nuevo rol como miembro de la realeza británica, la ex actriz de Hollywood debió resignar algunas prácticas cotidinas para poder adaptarse a las exigencias impuestas por la corona.
Con un estricto protocolo, en estos primeros meses de desempeño , la esposa del nieto de la reina Isabel II, recibió clases particulares para aprender las nornas, sin embargo en los recientes actos públicos quedó expuesta en público al cometer algunos errores.
Según la directora del centro diplomacia, Karina Vilella, los cambios impuestos implican “una modificación de mentalidad intensa, pero siguen la línea del ritmo de vida de la realeza”..
Cambiar de nombre. Luego de la boda real -el pasado 19 de mayo en la capilla de St. George en el Castillo de Windsor- Meghan pasó inmediatamente a recibir el título de Duquesa de Sussex y de esta manera, dejó de responder al nombre con la que la bautizaron sus padres: Meghan Markle.
Renunciar a su profesión. Con un carrera en ascenso tanto en la industria del cine de y en la pantalla chica frente a la serie Suits, debió resignar su pasión por la actuación ya que “el rol una ‘princesa es incompatible con un set de grabación”, resaltó la especialista. “La familia real tiene otro trabajo de índole social que realizar, por ende dejó trabajo para acompañar su alteza”.
No a las demostraciones de afecto en público. Hace algunos días se viralizó un video donde se ve al príncipe Harry rechazando un gesto cariñoso de su esposa. Todo ocurrió mientras la pareja real asistía a un evento público en compañía de la reina Isabel de Inglaterra. Parece que Meghan todavía no está del todo familiarizada con las tradiciones de la monarquía británica, ya que el “contacto físico no está bien visto, excepto en una boda”, indicó Vilella.
Sin postura política manifestada. Activista, defensora de causas sociales y humanitarias. Ya no puede tomar posturas en temas de política. Ni hablar de esos temas en público, mucho menos votar.
Discreción y sobriedad en el vestuario. La ‘princesa’ referente de estilo se adaptó a la etiqueta monárquica con firmas británicas, ausencia de escotes, faldas por debajo de la rodilla y colores neutros. En su nuevo rol debió rechazar prendas cotidianas de su vestuario como las minifaldas, los tops o piezas con guiños a Hollywood.
Los tocados son parte del código de estética real como dress code casi obligatorio, si el evento es después de las seis de la tarde, deben usar tiaras en su lugar. Además, el uso de pieles naturales fue vetado con una clara postura a favor de los animales.
Ni uñas esmaltadas, ni maquillaje en tonos fuertes. No puede pintarse las uñas ni los labios con colores oscuros ya que son considerados como una elección vulgar.
Cuidado con los juegos de mesa. Una de las reglas más llamativas impuestas por la casa real británica, pero al parecer decretada por el príncipe Andrew -Duque de York- para evitar la competencia excesiva entre los miembros de la familia, es la prohibición del tradicional Monopoly.
La alimentación también tiene sus restricciones. No puede comer ajo por lo menos en el Palacio de Buckingham. De acuerdo con los rumores, la reina lo odia, así que preparan todo sin este ingrediente. En la cena las papas, el arroz y la pasta son desestimados. A su vez, no se recomienda ingerir mariscos, ya que es muy probable que puedan contraer alguna enfermedad o infección.
La maternidad como obligación. Tener hijos no es una opción, de hecho ciertos sectores de la prensa ya especulan con un pronto embarazo de los recién casados.
Una vida offline. Antes de convertirse en Duquesa, Meghan contaba con su blog personal donde The Tig, con una actividad frecuente sobre temas de lifestyle. Ahora cada uno de sus pasos queda registrado por la cuenta oficial de Kensington Palace
Respetar el orden de precedencia. Una norma que hace pocos días Meghan se saltó, durante un acto junto a la Reina Isabel II debió corregir a la esposa de su nieto, ya que esta se había cruzado por delante. Una normativa real de la casa, una persona de menor autoridad jamás debe imponerse frente a otra figura de mayor cargo .
Las piernas siempre descruzadas. Protocolarmente la llamada foto de familia donde participan miembros de estado y realeza, los integrantes se mantienen derechos con las manos entrelazada, lo mismo pasa con las piernas explicó la especialista. “Una mujer elegante no cruzar jamás en público, lo posición correcta es llevar los pies juntos en 45 grados. Son usos y costumbres que denotan si se sienta bien o de manera informal”, agregó. La ex actriz cometió un error al olvidarse de tener las postura corporal indicada durante una foto oficial.
Entre otras sugerencias a la hora de tomarse retratos sostiene que ya no puede posar de frente en las fotos, por normativa se puede interpretar como un gesto ‘interesado’
En su rol de actriz y comprometida con Harry, la pareja se mostraba cercano y muchas veces se animó a brindar autógrafos, sin embargo lo ahora lo prohibido por miedo a las posibles falsificaciones