Tras consagrarse como campeones del Mundial de Rusia frente a Croacia, la selección de Francia aterrizó en el aeropuerto Charles de Gaulle de París con la Copa en sus manos.
El avión, que había despegado en Moscú esta mañana, se posó en el aeropuerto parisiense, donde fue recibido con juegos de agua de la dotación de bomberos del mismo.
Fue la ministra de Deportes, Laura Flessel, la encargada de recibirles a la puerta del avión, donde el capitán, Hugo Lloris, fue el primero en descender, con el trofeo en la mano, rodeado del seleccionador, Didier Deschamps, y del presidente de la Federación, Noel Le Graet.
Posteriormente, los jugadores fueron desfilando por la escalerilla para llegar a una alfombra roja que les condujo a un pequeño podium donde se hicieron la primera foto en suelo francés con el trofeo conquistado.
Visiblemente marcados por la fatiga tras una noche de festejo en Istra, el cuartel general francés a las puertas de Moscú, los “bleus” respondieron a los cánticos de victoria del personal del aeropuerto agrupado junto al avión.
Los Bleus tienen previsto recorrer en un autobús descapotable la avenida de los Campos Elíseos, donde les esperan cientos de miles de personas.
En 1998, cuando Francia ganó el Mundial por primera vez, fueron más de un millón y medio de aficionados los que acompañaron el paseo triunfal del equipo encabezado por Zinedine Zidane como una de sus máximas figuras.