San Pedro Sula.- La absoluta conexión y complicidad entre Audrey y Javier, hizo surgir un amor de los que no contemplan un final que no sea juntos. La decisión de pasar por el altar y hacer efectiva su unión fue mutua…Cuando un amor es de verdad, ¿qué mejor forma de rendirle homenaje?
Javier y Audrey soñaban con la celebración de un enlace personalizado que además desprendiera absoluta naturalidad. Para ello, ambos escogieron los hermosos salones Napoleón que ofrece el Centro de Convenciones del Hotel Copantl para su fiesta postboda, y eligieron concretar su ceremonia religiosa a orillas de la piscina de la casa hotelera, donde el pastor Mario Valencia los declaró unidos en matrimonio.
Siguiendo su línea más personal, la pareja optó por vestir el mágico escenario de su “sí, quiero” de un estilo clásico y elegante. Ambos apostaron por la celebración de una boda “de toda la vida”, aunque siempre con un toque propio que lograra desprender una esencia natural y distintiva.
Reflejando la espiritualidad de los ahora esposos con una ornamentación que armonizaba la delicadeza del inmaculado blanco con los arreglos florales dispuestos en la estancia, la transparencia de los cristales y las velas aromáticas, proyectaron ese halo de paz, muy característico en la personalidad de Javier y Audrey.
Un místico e impecable manto de organza, era el telón de fondo perfecto para varios espacios de una escenográfica de ensueño que se complementó con el verdor de los follajes y la ternura del aster baby. Con la persistente coordinación profesional de Irela Pérez –quien además diseñó el hermoso lugar de la ceremonia religiosa–, la creación de pequeños rincones como el candy bar y el estilo inconfundible de María Dolores Ucles de Rápalo de Casa Jardin y Más, resultó poner el broche de oro a cada detalle del montaje e irrepetible puesta en escena.
En su natural complicidad, los novios brillaron con sus outfit nupciales en la misma sintonía. Audrey se decantó por un diseño exclusivo de tonalidad blanco roto, falda evasé y delicado escote ilusión, complementando su apuesta beauty con un recogido desenfadado y el maquillaje profesional que esculpió sus finas y juveniles facciones de novia enamorada. Javier, no se quedó atrás al elegir vestir un smoking oscuro, conjuntado con camisa blanca de etiqueta, zapatos de charol, y un prendido en la solapa a tono con la apuesta floral ¡perfectos!
Belleza, libertad de espíritu y absoluta elegancia; elementos que estuvieron presentes en todo momento y de los que pudo hacerse eco Farah La Revista gracias a su trabajo periodístico en la boda de Audrey Verdial y Javier Batres…impecable, arrolladora ¡inolvidable!
Por: Dayana Ortíz
Fotografías: ElDiarioHN