viernes, noviembre 22, 2024

Top 5

Más Noticias

Abu Sayyaf ejecuta a un rehén canadiense en Filipinas

El canadiense John Ridsel, secuestrado hace meses junto a otros dos occidentales y una filipina por el grupo terrorista Abu Sayyaf de Filipinas, ha sido asesinado horas después de que expirara el plazo fijado por la banda para el pago del rescate que exigían por la vida del rehén fallecido.

“Canadá condena sin reservas la brutalidad de los secuestradores y esta muerte innecesaria”, dijo el primer ministro del país, Justin Trudeau, al poco de confirmarse la noticia. “Ha sido un asesinato a sangre fría y la responsabilidad recae exclusivamente sobre el grupo terrorista que lo secuestró” añadió.

Ayer lunes, el ejército filipino informó de que se había encontrado una cabeza seccionada en el centro de la ciudad de Jolo, población localizada en una remota isla del sur del país a unos 1.000 kilómetros de Manila. Según un portavoz de los uniformados, dos hombres que montaban un motocicleta fueron vistos abandonando una bolsa de plástico que contenía unos restos humanos que más tarde se cofirmó que pertenecían a este canadiense de 68 años.

Militantes de Abu Sayyaf, grupo considerado como la rama filipina de Al Qaeda pero que en los últimos meses se ha declarado seguidor del Estado Islámico (ISIS), secuestraron el pasado 21 de septiembre a Ridsel junto con otro canadiense, un noruego y una filipina en un recinto hotelero del sur del país. Desde entonces, han aparecido en varios vídeos grabados por los terroristas solicitando la colaboración de sus gobierno y sus familiares para el pago de un rescate.

En el último de ellos, hecho público el pasado 15 de abril, el noruego Kjartan Sekkingstad aparecía en pantalla amenazado por un secuestrador que blandía un cuchillo sobre su cuello. “Si no se cumplen con sus exigencias para el 25 de abril, seré ejecutado a las 15:00 horas de ese día”, recitó el europeo.

En la cinta, los captores avisaban de que decapitarían a uno de los rehenes si no se les pagaban unos 6 millones de euros por cada uno de ellos antes de este lunes, una suma inferior a los 70 millones de euros que exigieron en noviembre por todos cuando por primera vez presentaron sus demandas.

En los días previos, el gobierno de Filipinas declaró que sus fuerzas estaban haciendo “todo lo posible” por liberar a los cuatro secuestrados, aunque siempre se han mantenido en firme con su política de no colaborar con los terroristas. “Es imposible negociar o pagar el rescate porque implicaría ceder y propagar el terror, ya que ese dinero financiaría más delitos”, apuntó en marzo el subsecretario de la oficina de Planificación Estratégica y Desarrollo de las Comunicaciones de la presidencia, Manuel Quezón.

No es la primera vez que Abu Sayyaf, un pequeño pero brutal grupo conocido por sus secuestros, ataques con bombas, extorsiones y decapitaciones, comete un acto criminal de este calibre. En noviembre del año pasado, el mismo día que el primer ministro de Malasia llegaba a Manila para asistir a una cumbre internacional, los terroristas degollaron a Bernard Then, un rehén malasio de 39 años, después de que su familia no pudiera reunir los 8 millones de dólares que el grupo le pedía para ponerlo a salvo.

Abu Sayyaf, que se declaró hace semanas seguidor del Estado Islámico, fue creado en 1991 por un puñado de excombatientes de la guerra de Afganistán contra la Unión Soviética, y se le atribuyen algunos de los atentados más sangrientos de los últimos años en el país. Pero aunque se escudan bajo un ideario islamista y defienden que su objetivo es la creación de una región islámica en el sur de la mayoritariamente católica Filipinas, muchos no dudan a la hora de acusar a este movimiento de ser tan solo un grupo de bandidos y ladrores proclives a todo tipo de acciones delictivas.

Desde hace más de cuatro décadas, el sur de Filipinas es escenario de un conflicto separatista islámico que ha causado entre 100.000 y 150.000 muertos y ha paralizado el desarrollo de un región rica en recursos naturales. Pese a que el gobierno nacional firmó en marzo de 2014 un acuerdo de paz con el principal grupo armado de la región, el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI), el pacto no incluyó a otras formaciones rebeldes como Abu Sayyaf o los Luchadores por la Liberación Islámica de Bangsamoro, que siguen activos en la zona.

De hecho, el FMLI y Abu Sayyaf se consideran rivales, e incluso los primeros alertaron en febrero de este año a las autoridades de que los extremistas habían lanzado una “campaña de reclutamiento” de jóvenes en la región para reforzar sus filas.

En la actualidad, la zona sur de Filipinas sigue siendo una región peligrosa en la que se producen enfrentamientos como el que a principios de abril dejó 18 militares filipinos muertos y 30 heridos en un choque con guerrilleros de Abu Sayyaf en la isla de Basilan. Además, se ha alertado de un repunte en el número de secuestros, sobre todo de barcos, y los terroristas mantienen retenidos a un holandés, un japonés, cuatro malasios y 14 indonesios además de a los compañeros del canadiense fallecido.

Más leído