Aunque se esperaba, y era algo que venía negociándose tras bambalinas, no dejó de causar sorpresa la inusual alianza en la que entraron el senador de Texas, Ted Cruz, y el gobernador de Ohio, John Kasich, para tratar de descarrilar la nominación de Donald Trump como candidato republicano para las presidenciales de noviembre próximo.
Ambos, también candidatos con la venia del partido del elefante, acordaron este domingo en la noche no competir en algunos de los estados que aún faltan por votar en esta ronda de elecciones primarias para fortalecer sus chances en los mismos e impedir que el multimillonario logre sumar los 1.237 delegados que necesita para convertirse en el candidato republicano.
De acuerdo con un comunicado de ambas campañas, y refrendado luego por declaraciones de los candidatos, su alianza lo que busca es sacar adelante a un contendor que pueda derrotar al escogido de los demócratas (probablemente Hillary Clinton) en las elecciones generales.
Trump, sostienen, sería masacrado en esta contienda y el partido correría el riesgo no solo de perder la Casa Blanca, sino también el Congreso. De momento, el pacto solo incluye las elecciones en estos tres estados de los 15 que faltan por pasar a las urnas.
Ya con 845
Actualmente, el multimillonario cuenta ya con 845 delegados y es el único de los tres que puede alcanzar el número mágico (1.237) antes de que los republicanos se reúnan para la Convención Nacional del partido en julio, donde será seleccionado el ganador.
Y todas las encuestas indican que barrerá hoy en el llamado ‘Tercer Supermartes’, cuando voten 5 estados de la costa este que le son favorables: Connecticut, Rhode Island, Maryland, Delaware y Pennsylvania.
Pero si la estrategia de Cruz y Kasich funciona y ninguno llega a esa cifra, la Convención sería declarada como ‘dividida’ y –tras una primera votación que lo confirme– se procedería a votos subsiguientes donde esperan poder convencer a suficientes delegados para que respalde a uno de los dos.
Que en este caso sería Cruz, muy probablemente acompañado por Kasich como vicepresidente y quizá un alto cargo para el senador Marco Rubio, que aún cuenta con más de 150 delegados a su nombre pese a no estar ya en la carrera.
En ese esfuerzo, una victoria en Indiana es trascendental, pues si Trump quiere asegurar la nominación antes de que arranque la Convención Nacional, debe figurar bien en este estado.
La mayoría de los medios de EE. UU. describieron la alianza como la ‘última alternativa’ viable que les quedaba para frenar a Trump. Algo a lo que el multimillonario hizo eco señalando que sus rivales están “desesperados” y dan ahora pataleos de ahogado.
Trump, de hecho, insinuó que podría retirarse de la Convención si no es elegido en la primera ronda de votación, pues a su juicio el partido le está jugando sucio.
En todo caso, se trata de un pacto sin precedentes en la historia reciente, pues si bien han existido alianzas silenciosas entre rivales, o apoyo de candidatos una vez se retiran de la contienda, no es común un pacto abierto como el que han trazado Cruz y Kasich.
Aunque en cierto sentido tiene lógica, pues ambos se venían disputando el voto anti-Trump, dejando el camino para que el millonaria ganara con menos del 40 por ciento en la mayoría de los comicios.
Por otra parte, se esperaba una cómoda victoria de la exsecretaria de Estado Hillary Clinton en las elecciones de este martes y en las que se podría definir la carrera demócrata. El senador Bernie Sanders, su rival, quizá anticipándose, reconoció este fin de semana que su camino a la nominación se veía complicado.