San Pedro Sula.- Arnold y Karely optaron por un escenario distinto para la celebración de su enlace, buscando recrear una atmósfera invernal como hilo conductor de un toque romántico, impregnado de la intimidad vestida de blanco para la noche tan especial de su comienzo como pareja.
La iluminación más suave se prestó en una decoración que evocaba paisajes nevados, suelos y cielos ataviados de impecable blanco entre reflejos en azul y, aunque el clima en la ciudad no sea tan frío, Ruth Pérez –la genial wedding planner–, se aseguró de que no faltara la nieve, aunque fuera artificial, mientras los novios bailaban “Perfect”, su primer vals como esposos.
La cita fue en los salones San Pedro del Hotel y Club Copantl, que conjuntó un ambiente lleno de posibilidades, donde las fotografías resultaron preciosas y los selectos invitados se quedaron encantados, mostrando así imágenes dignas de una postal ¿Quién dijo que no fuera mágico casarse a las puertas del invierno?
Después, y tras la emotiva ceremonia, los recién casados y asistentes disfrutaron de una magnífica cena, así como del privilegio de ser partícipes de una amplia sesión fotográfica que puso el broche de oro a este inolvidable velada nupcial.
Ambos encontraron sus atuendos en sus casas de diseño favoritas. Karely se decidió por un modelo de “Novias de Blanco” ampliamente sofisticado, distinguido por la semejanza de un escote ilusión y cuello redondo con el torso rematado de fino guipur, de corte sirena y larga cola. Como complementos: el velo catedral que siempre vislumbró en su propia imagen de novia, joyería discreta, y un ramo preservado de rosas nude.
Por su parte, Arnold confió en su buen gusto para apostar por un traje de novio en tonalidad oscura. Decidió combinarlo con una camisa blanca ideal para la corbata ascot que lució en su gran noche, contrastando el color gris con su elegante imagen de apuesto caballero.
Un telón de fondo único, sus más queridos, sus amigos…no faltó nada ni nadie en la gran noche de Arnold Pineda y Karely Amaya. Tras un enlace mágico, en el que los ojos de la pareja y de sus invitados brillaron de emoción, y después de vivir una celebración postboda fantástica –¡y en la que nadie dejó de felicitarlos ni un segundo!–, el enlace de esta pareja de recién casados alcanzó el summum absoluto de la perfección.
Por: Dayana Ortiz
Fotografías: Samuel Romero