viernes, abril 18, 2025

Top 5

Más Noticias

«Cantinflas era una persona muy infeliz»

Óscar Jaenada les dijo: «Prefiero ir, ya me pago yo el billete. Y así además conozco México». Y allí que se fue a hacer la audición en lugar de mandarles un vídeo. Hace algunos años había leído en «Variety» que iban a rodar una película de Cantinflas y se interesó por el proyecto. Cuando hizo el casting supo enseguida que iba estar por esas tierras tan queridas por Donald Trump un buen tiempo… Y este pasado viernes, por fin, llegó «Cantinflas» a nuestros cines, tras casi dos años de tardanza desde su estreno.

A Jaenada, curtido en varios personajes sudamericanos anteriores, el acento mexicano no le imponía. Lo que sí lo hacía era el doble personaje que, en realidad, tenía que interpretar. «Mi dificultad estaba en separar a Mario Moreno de Cantinflas. Él quiso mostrar a Cantinflas para no mostrarse él», explica el actor, que razona así la dualidad de este legendario cómico: «Fue Mario Moreno el que quiso estar detrás de Cantinflas, que era un tipo que dice todo lo que piensa en cualquier momento. Mario, según me contaron, destacaba porque en la intimidad tardaba mucho en contestar a una pregunta. Se lo pensaba mucho».

Será tímido este Mario Moreno, quizá elucubren ustedes, por eso se convierte en otro para hacer lo que no se permite a sí mismo. No. Mario Moreno levantó un imperio empresarial gracias a Cantinflas, era un tiburón de los negocios que se valió de su creación para forrarse. «Esa máquina que era Cantinflas le permitió ser el dueño de medio México, que trabajaran dos mil personas con él, tener empresas variopintas por todo el mundo. Se dejó llevar más por las decisiones empresariales que por las artísticas», sigue contando un Jaenada, que para la entrevista en los cines Verdi ha aparecido vestido como una mezcla de pirata y cantante de Ojos de Brujo.

Este hombre, cuyo mexicano bigote era el más opuesto posible al de Hitler o Charlot, tuvo una doble existencia, la de Mario Moreno/Cantinflas. A pesar de ello, no tuvo tiempo para sí. «Cuando das tu vida al mundo, te quedas sin tiempo para dárselo a tu familia, a ti mismo. Olvidas tu persona, eso es lo que él pagó. Yo creo que fue una persona muy infeliz», dice el intérprete, que tuvo enormes complicaciones para conocer más sobre un premeditadamente desconocido Mario Moreno, del que «no había nada». Al final, tuvo la fortuna de intimar con un hijo suyo que le prestó teléfonos de socios, de compañeros, de (!!) amantes,… Y así pudo construir a ese ser oculto llamado Mario Moreno.

El actor, que ya había sido «Camaron», se ve haciendo más biopics, no descarta continuar siendo un doppelgänger de grandes personajes. «Haría cualquier cosa mientras haya algo que contar y aprender. Estoy en conversaciones desde hace tiempo para hacer de Dalí. Yo no soy gitano y mucho menos americano, lo que sí soy es catalán. Y de familia de pintores». ¿Hubo alguna diferencia entre gitanos y mexicanos en cómo recibieron la noticia de que ibas a ser Camarón y Cantinflas? «Fue igual en su génesis, el mismo sentimiento, el de sentir que no era uno de los suyos el que lo iba a hacer. Pero la maravilla del cine es que el actor es universal», cuenta.

Y por último le preguntamos por su alejamiento del cine español. ¿Por qué no ruedas más en tu país?« No es una situación mía, no es que yo quiera o no quiera trabajar. Es una situación de que quiero hacerlo en condiciones, en libertad, y no una televisión encubierta o una mierda de éstas. El cine ahora lo hacen las televisiones. Ya te diré… Quien hace las películas y quiénes las van a hacer es gente con corbata y traje. Y con gomina. ¿Estos son los artistas ahora, los que culturalmente mueven el país? Pero mi cine es este. Ahora estoy rodando aquí, con Agustín Díaz Yanes, que es un director que adoro y admiro y que vuelve después de tantísimo tiempo… Pues bueno, él también vuelve, algo debe estar cambiando. La televisión es la hija malcriada del cine. La televisión no puede decir qué cine se hace», cuenta.

Más leído