Una de cada tres personas sufrirá demencia a lo largo de su vida. La pérdida progresiva de memoria es una de las consecuencias más frecuentes del envejecimiento y se debe a una larga lista de alteraciones en el encéfalo que se acumulan con el paso del tiempo. Entre ellas está la muerte de neuronas provocada por el alzhéimer, la variante de demencia más común, la más difícil de combatir, y una de las mayores amenazas que afronta nuestra civilización.
Un nuevo estudio de investigación básica acaba de descubrir otra posible causa de la pérdida de memoria y apunta a un aliado para poder recuperarla: el colesterol.
En la sangre, el exceso de colesterol malo (LDL) aumenta el riesgo de infartos y otras enfermedades cardiovasculares mortales. Pero el cerebro produce su propio colesterol y, dentro de este órgano, resulta esencial para mantener las neuronas vivas y sanas.
Cada vez que se forma un recuerdo, las neuronas encienden determinados genes para fijarlo. Para ello deben tener suficiente colesterol en la parte exterior de su membrana. Como si fuera el aceite que lubrica una maquina, el colesterol funciona como un transmisor de las señales externas necesarias para activar los genes. La presencia de esta molécula en el encéfalo tiende a perderse con la edad, y tanto personas mayores sanas como otras que sufren alzhéimer suelen presentar niveles de colesterol cerebral más bajos de lo normal.