La piel es el órgano más extenso del cuerpo. Entre sus principales funciones se encuentra la de protegernos de los agentes externos, por lo que es de vital importancia que hagamos todo lo posible para cuidarla. Aunque su envejecimiento es inevitable, sí se pueden llevar a cabo comportamientos que ayuden a disminuir los efectos de este proceso.
Tal y como afirma Paloma Cornejo, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), “además del envejecimiento cronológico en el que las funciones celulares disminuyen y la renovación cutánea se enlentece, la principal causa del envejecimiento de la piel es la radiación solar. A todo esto hay que sumarle las agresiones producidas por el tabaco, el estrés, la mala alimentación y la falta de hormonas”:
Una de las conductas que podemos cambiar para mejorar el aspecto de la piel es la alimentación. Cornejo es clara cuando hace referencia a la dieta y a sus efectos en la dermatitis: “existe mucha relación entre la nutrición y la piel, ya que ésta última necesita de proteínas para formar colágeno y elastina, ácidos grasos para las membranas celulares, vitaminas C y E como antioxidantes; además de hidratación, porque necesitamos agua para dar turgencia a la piel y eliminar toxinas”.
Vitaminas a tener en cuenta
Aunque lo recomendable es seguir una dieta variada, hay una serie de vitaminas que debemos tener más en cuenta. Entre ellas, la experta destaca:
Vitaminas del complejo B: intervienen en el buen estado de la piel y en los procesos de renovación celular. Estas se encuentran en la mayoría de alimentos de origen vegetal: las verduras, las frutas frescas, los frutos secos, las legumbres, etc., y en los de origen animal: la carne magra, el pescado y el marisco, los huevos y los lácteos.
Vitamina A: es la que más contribuye a mantener la piel sana y ayuda al bronceado, ya que favorece el desarrollo de pigmentos en la piel y a regular su queratinización. La podemos encontrar en la calabaza, la mandarina, el tomate, albaricoques, etc.
Vitamina C: es muy necesaria para la salud de la piel, ya que activa sus defensas e interviene en la síntesis del colágeno, la proteína que constituye el tejido cutáneo. Los cítricos son excelentes fuentes de vitamina C.
Vitamina E: es la vitamina antioxidante por excelencia, ya que protege y ayuda a mejorar el tejido celular, contrarresta con eficacia el envejecimiento y ayuda a mejorar la circulación sanguínea. Se encuentra, principalmente, en aceites vegetales.
Minerales: donde cabe destacar el selenio, mineral con acción antioxidante relacionado con un menor riesgo de aparición de ciertos tumores, entre ellos el de piel. Se encuentra en la carne, el pescado, frutas y verduras, etc.
Es importante resaltar que la vitamina E, la vitamina A y el selenio actúan en conjunto, por lo que es necesario llevar a cabo una dieta variada.
Factores dañinos para la piel
Respecto a los hábitos que son dañinos para la piel, Cornejo es rotunda cuando afirma que “el alcohol y el tabaco principalmente. El tabaco reduce el nivel de oxígeno en la sangre, consume vitaminas afectando a la producción de colágeno y haciendo así que la piel pierda elasticidad y firmeza. Las mujeres fumadoras tienen un riesgo casi tres veces mayor de presentar arrugas que aquellas que no fuman. Por otro lado, el alcohol actúa de forma parecida al tabaco y empeora ciertas dermatosis como la psoriasis.”
Por otro lado, las dietas con gran presencia de productos precocinados y comida rápida tienen repercusiones en el aspecto de la piel. La especialista afirma: “estas dietas que suelen ser hipercalóricas afectan a la grasa de la piel, empeorando, sobre todo, el acné, la dermatitis seborreica y, por mecanismos inflamatorios, la psoriasis”.
Seguir una dieta sana y equilibrada, así como tener hábitos saludables, tiene grandes beneficios para el organismo, por lo es aconsejable evitar comportamientos que, a largo plazo, acarreen problemas sanitarios.