La justicia norcoreana ha condenado este miércoles a 15 años de trabajos forzados a un joven estadounidense por haber intentado sacar del hermético país un cartel de propaganda política. Otto Frederick Warmbier, que admitió el robo hace apenas dos semanas en una confesión que podría haber sido forzada por las autoridades, fue declarado culpable de “crímenes contra el Estado”, según anunció este miércoles el Tribunal Supremo de Corea del Norte.
La sentencia se conoció a través de la agencia china Xinhua y la japonesa Kyodo, pero no fue aún confirmada por los medios estatales norcoreanos. Warmbier, de 21 años y estudiante de la Universidad de Virginia, entró a Corea del Norte como turista y en un viaje organizado con motivo del año nuevo. A principios de enero, cuando estaba a punto de abandonar el país hacia China, fue arrestado por haber perpetrado, según Corea del Norte, “un acto hostil”.
El pasado 29 de febrero el régimen norcoreano publicó varios vídeos en los que el joven estadounidense confesaba el hurto, aseguraba entre sollozos que “había cometido el peor error de mi vida” y pedía su liberación. Según explicó, actuó por orden de una iglesia protestante de Ohio que tenía por objetivo “dañar la motivación y el trabajo del pueblo norcoreano”, con la connivencia de la CIA y el gobierno estadounidense. En caso de que fuera arrestado, detalló, la iglesia daría una compensación de 200.000 dólares a su familia, “que estaba sufriendo graves dificultades económicas”. Una vez liberados, varios extranjeros detenidos en Corea del Norte han asegurado que en su momento fueron forzados a realizar estas confesiones.
La sentencia a Warmbier coincide con una escalada de tensión en las relaciones entre Corea del Norte con sus vecinos y con Estados Unidos por su programa nuclear. El régimen de Kim Jong-un acaba de ser objeto de nuevas sanciones económicas por parte de Naciones Unidas tras la detonación de una supuesta bomba de hidrógeno y el lanzamiento de un cohete que la comunidad internacional interpretó como una prueba de misiles encubierta.
El aparato mediático norcoreano ha respondido con una retórica belicista exacerbada en las últimas semanas, en medio de promesas de nuevas pruebas atómicas, supuestos logros en cuanto al lanzamiento de armas nucleares con misiles y hasta amenazas de “ataques nucleares preventivos”. A todo ello se le suman las maniobras anuales conjuntas entre los ejércitos de Estados Unidos y Corea del Sur en la península, en las que este año participan un número récord de efectivos.
Con Warmbier, Corea del Norte tiene actualmente a tres ciudadanos extranjeros arrestados por “actos hostiles”. Los otros dos son un pastor canadiense de origen surcoreano, Hyeon Soo Lim, que fue condenado el mes pasado a toda una vida de trabajos forzados por sedición; y un empresario estadounidense también de origen surcoreano, Kim Dong Chul, acusado de espionaje y a la espera de juicio. Estados Unidos no tiene relaciones diplomáticas ni consulares con Corea del Norte, por lo que estos casos están en manos de la embajada sueca en el país asiático, que representa al país norteamericano de forma limitada.
El pasado octubre, Pyongyang puso en libertad a otro estudiante surcoreano, Joo Won-moon, detenido durante seis meses por cruzar la frontera de forma ilegal. En 2014 entregó al misionero estadounidense Kenneth Bae, también condenado a 15 años de trabajos forzados pero que finalmente cumplió dos. Otro norteamericano, Jeffrey Edward Fowle, pasó cinco meses encarcelado por haber dejado una biblia en un cuarto de baño de un club nocturno.