Estadounidenses y cubanos han olvidado sus diferencias durante las cuatro horas que ha durado el partido entre los Tampa Bay Rays y la selección nacional de Cuba que se celebró este martes por la tarde y que terminó con victoria por 1-4 para los estadounidenses.
Unos 50.000 aficionados presenciaron el partido en directo en el estadio Latinoamericano de La Habana y recibieron con una ovación al presidente de los Estados Unidos Barack. Todos y cada uno de ellos respetaron el himno americano algo impensable hace años. Tras el partido, Obama salió entre aplausos acompañado de su mujer y sus hijas.
El presidente de EUU charló con Raúl Castro durante todo el partido y solo una fila más abajo lo hacían el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
Obama saludó a Rachel Robinson, viuda de Jackie Robinson, el primer deportista negro en jugar en las Ligas mayores. También saludó al excapitán de los Yankees de Nueva York Derek Jeter, uno de los invitados de lujo de la MLB.
“El Capitán” Derek Jeter tuvo la oportunidad de charlar hoy con el Presidente Barack Obama (@POTUS). pic.twitter.com/SWiu0urQsr
— Yankees Beisbol (@Yankees_Beisbol) 22 de marzo de 2016
Castro y Obama se marcharon antes de que terminara el partido y se citaron en el aeropuerto, donde el mandatario cubano despidió a la familia presidencial con un saludo de manos.
Segundo equipo de las Grandes Ligas en Cuba
Obama ha tenido la oportunidad de ver en directocomo los Tampa Bay Rays se convertirán en el segundo equipo estadounidense de Grandes Ligas en jugar en la isla de Gobierno comunista 17 años después de un partido de los Orioles de Baltimore que abrieron el camino.
Aquel encuentro en 1999, impulsado por el expresidente Bill Clinton como parte de su iniciativa para facilitar las comunicaciones entre Washington y La Habana, es recordado como el primer paso de la llamada “diplomacia del béisbol”.
El presidente Barack Obama saluda de mano a varios cubanos durante el partido Tampa Bay- Cuba en #LaHabana … https://t.co/b9CnHkYXwt
— EjeCentral (@EjeCentral) 22 de marzo de 2016
El béisbol y la política se han entremezclado en Cuba desde los primeros días de la revolución de 1959, cuando Fidel Castro animaba a los Sugar Kings, el primer equipo cubano que se proclamó ese año ganador de las Ligas Menores norteamericanas.
Pero los Sugar Kings dejaron de recibir en el Gran Estadio a equipos estadounidenses cuando Castro decretó la nacionalización de todas las empresas estadounidenses en Cuba en los años 60.
Multitud de deserciones
Durante el más de medio siglo que ha durado la enemistad entre Washington y La Habana, cientos de peloteros cubanos se han entregado a mafias de contrabandistas o enfrentado a arduas travesías a través del Caribe por el sueño de obtener contratos millonarios en las Ligas Mayores (MLB) de Estados Unidos.
Uno de ellos es el primer bate de los Tampa Bay Rays, Dayron Varona, el único cubano que integra el equipo y quien abandonó ilegalmente la isla hace unos dos años en busca de su sueño.
Sólo el año pasado, unos 150 jugadores cubanos desertaron. La MLB quiere normalizar las transferencias de los jugadores de la isla, pero el acuerdo permanece estancado por el embargo económico que el propio Obama ha pedido a su Congreso que levante.