jueves, noviembre 21, 2024

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Decisión de abandonar el Acuerdo de París sería legal en 2020

El anuncio de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de París, el tratado internacional adoptado en 2015 tras 20 años de negociaciones multilaterales, tiene implicaciones políticas, pero carece de efectos legales para una efectiva salida de Estados Unidos del acuerdo.

El Acuerdo de París es jurídicamente vinculante para los Estados Unidos desde el 4 de noviembre de 2016, fecha en que entró en vigor. De acuerdo con las disposiciones del tratado, un Estado parte puede “denunciarlo” –término legal que se refiere a retirarse– y para dicha denuncia basta una comunicación por escrito.

Sin embargo, el acuerdo también estipula que solo puede denunciarse pasados tres años desde la fecha de entrada en vigor del acuerdo para dicho país. Es decir, Estados Unidos solo podrá retirarse a partir del 5 de noviembre de 2019.

El acuerdo establece además que hecha la notificación de retiro, debe transcurrir un año antes de que se haga efectivo. En la práctica, por lo tanto, Estados Unidos no puede retirarse aún del acuerdo; el anuncio político solo tendría efectos legales en noviembre de 2020, dos meses antes de la finalización del periodo de la administración actual.

Las implicaciones políticas del anuncio sí son, sin embargo, inmediatas. La administración republicana lleva varios meses generando suspenso sobre la decisión, que responde a la promesa de campaña electoral. Las reacciones del resto de gobiernos no se han hecho esperar y demuestran un renovado liderazgo en la materia: China y la Unión Europea, señala el Financial Times, planean fortalecer su cooperación climática, y se espera un comunicado conjunto de apoyo al acuerdo en el cual se manifieste su determinación de cumplir con los compromisos adquiridos.

Incluso Rusia, cuya reacción era un interrogante dada la reciente cercanía entre Moscú y Washington y sus intereses petroleros en el Ártico, manifestó que continuará apoyando el acuerdo.

La salida de Estados Unidos pone a ese país en el grupo de los países parias que no hacen parte del quorum internacional, junto con Nicaragua y Siria. El efecto ha sido exactamente el contrario al temido por algunos analistas: en vez de generar una carrera hacia el fondo, ha generado una reacción de apoyo renovado al régimen internacional de cambio climático, profundizando el aislamiento de Washington, que ha quedado relegado del concierto internacional. Las consecuencias más impactantes serán sin duda de orden político y económico para el propio país norteamericano.

Aunque podría permanecer como país activo en las negociaciones multilaterales durante los próximos cuatro años, perderá toda su legitimidad como actor relevante en la discusión. El anuncio va además en contravía de la dirección en la que el sector privado avanza.

Este jueves, la asamblea general de Exxon Mobil aprobó una resolución que obliga a la compañía a reportar cada año los riesgos para su negocio asociados al cambio climático. La posición aislacionista de Estados Unidos impactará también el avance económico de ese país y sus empresas. Como bien dijo esta semana el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres: “El desarrollo sostenible es un tren que ya salió de la estación, o te montas o de te dejan atrás”.

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