viernes, noviembre 29, 2024

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Donald Trump ya no la tiene tan fácil tras derrota en Wisconsin

El magnate neoyorquino Donald Trump sigue estando a la cabeza, y con cierta holgura, de la batalla por la nominación del Partido Republicano para las presidenciales de noviembre próximo.

Pero su contundente derrota el martes en las primarias de Wisconsin resultó un fuerte golpe para sus aspiraciones. Tan fuerte que algunos ya aseguran que no logrará sumar en lo que resta de la contienda los 1.237 delegados que necesita para llevarse la corona; precisamente la apuesta que está haciendo el establecimiento republicano para derrotar su candidatura cuando el partido se reúna en Cleveland, Ohio, para elegir al nominado.

 El senador Ted Cruz ganó la primaria con un 48 por ciento de los votos, seguido por Trump (35) y un 14 del gobernador de Ohio, John Kasich. Para Cruz, el triunfo fue muy significativo, pues se suponía que Wisconsin, un estado muy golpeado por los tratados de libre comercio, era terreno favorable para el multimillonario, que ha prometido renegociar estos acuerdos.

Según los analistas, el resultado es quizá producto de una acumulación de errores de la campaña Trump en las dos últimas semanas y del esfuerzo republicano por torpedear su candidatura.

El millonario se vio en apuros al sostener que las mujeres que abortaban debían ser castigadas, y luego, tratando de corregir su error, se equivocó nuevamente al insinuar que las leyes federales que hacen del aborto una práctica legal en EE. UU. no deberían ser cambiadas (algo que enfureció a la base conservadora).

Así mismo desató una tormenta internacional tras proponer la entrega de armas nucleares a Corea del Sur y Japón para contener al régimen comunista de Corea del Norte.

Hoy por hoy, Trump cuenta con 743 delegados, seguido por Cruz (516) y Kasich (149). Aunque la ventaja es amplia, The New York Times, Washington Post, Político y una gran mayoría de medios tradicionales argumentaban este miércoles que el camino del magnate a los 1.237 se complicó bastante tras Wisconsin.

Eso porque Trump tendría que ganar el 70 por ciento de todos los delegados que aún están por distribuirse en los 16 estados que todavía no han pasado a las urnas.

“Una convención republicana dividida (sin que un aspirante llegue con los 1.237 votos necesarios para ser el candidato) que antes era posible, ahora se ha vuelto probable”, opinaba David Gergen, analista político que ha trabajado para administraciones demócratas y republicanas.

Las reglas

Bajo las reglas del partido, los delegados están obligados a votar en la convención por el candidato que los eligió.

Pero si no hay un vencedor durante la primera ronda de votaciones, los delegados quedarían libres de ese compromiso y podrían votar por quien mejor les parezca. Y ahí es donde las matemáticas no le funcionan a Trump.

Cruz, por ejemplo, podría recibir el respaldo de los 149 delegados que apoyan a Kasich y de los 179 que fueron elegidos para representar al senador Marco Rubio (ya retirado de la contienda).

Si eso sucediera, Cruz tendría como mínimo 944 (200 por encima de Trump) y le bastaría con sumar 293 entre los 882 que no se han asignado. Es decir, con ganar el 30 por ciento de lo que falta podría ser el nominado, frente a Trump, que tiene que ganar el 70 por ciento de esos 882 para evitar que la disputa llegue sin resolverse a la convención.

De allí el tono algo triunfalista de Cruz este martes en la noche, cuando indicó que tras Wisconsin la campaña adquiría una dinámica totalmente diferente.

Pero Trump está aún lejos de ser derrotado. La próxima parada de las primarias republicanas será en Nueva York, donde el empresario es muy popular, pues se trata del estado donde nació, y que otorga la totalidad de sus 95 delegados a un solo candidato si este suma el 50 por ciento o más de la votación. Si el multimillonario lo consigue, su candidatura podría tomar nuevo impulso de cara al próximo ‘supermartes’ del 26 de abril, cuando van a las urnas cinco estados de la costa noreste y otorgan la mayoría de sus delegados al ganador.

Por el lado de los demócratas la situación es menos complicada, pero subió en intensidad tras el triunfo del senador Bernie Sanders en Wisconsin.

El congresista de Vermont le ha ganado cinco de las últimas seis elecciones a la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, que si bien sigue siendo la favorita, podría quedar en jaque si esta tendencia se mantiene.

Actualmente, Hillary cuenta con 1.279 delegados de los 2.383 que necesita para obtener la nominación. Sanders no va muy lejos, pues suma ya 1.027.

El problema para el senador es que Clinton, de momento, tiene el respaldo de otros 469 ‘superdelegados’ –miembros destacados del partido cuyo cupo no depende de las urnas– frente a sus 31.

Eso hace que el conteo total de delegados, incluidos los superdelegados, sea de 1.748 para Clinton y 1.058 para Sanders. Pero la exsecretaria podría perder el respaldo de esos ‘superdelegados’ si Sanders la sobre- pasa en el conteo de delegados electos por las urnas.

Eso, sin embargo, no será tarea fácil. Primero, por- que bajo las reglas del Partido Demócrata los delegados se asignan de manera proporcional al voto; es decir que Clinton seguirá sumando así pierda. Y segundo, porque muchos de los estados que faltan –entre ellos Nueva York, el que la eligió senadora– son terreno más favorable para ella, dada su composición étnica y social.

Lo que sí parece claro a estas alturas es que la exprimera dama tendrá que esperar casi hasta el último momento para cantar victoria. Así mismo, el repunte de Sanders ha expuesto debilidades de Clinton que podrían salir costosas cuando se enfrente al rival que salga de los republicanos.

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