San Pedro Sula.- En el 2016, Eduardo y Eva coincidían por primera vez en una cafetería de La Ceiba a través de Sara Castillo, la mejor amiga de Eva. Lo que para ella sería una entrevista relacionada con su trabajo que quizá le brindaría mayores probabilidades de expansión en su negocio, para él significaría el amor a primera vista. No obstante, y aunque sintieron ese cosquilleo especial, su historia no iría a más… ¿O quizá sí? Un mes después de conocerse, la pareja inició una bonita relación de noviazgo…Y… ¿Porqué esperar más tiempo?, pensó Eduardo.
Eduardo y Eva se enamoraron profundamente, eso es evidente. Tan solo 4 meses después de conocerse, él le pidió matrimonio en un acto de amor y locura, eligiendo “Café Jarret” como telón de fondo… Pero todavía era demasiado pronto, al menos eso pensó Eva, quien le pidió esperar 1 año más; sin embargo, 2 meses transcurrieron y la pareja de enamorados llegó a su límite determinando casarse de inmediato…Y ¡Que boda señores!…
El inicio de su historia se resume en un sinfín de bonitas casualidades y un desenlace puramente romántico, puesto que Eduardo y Eva jamás imaginaron que gracias a una amiga que ambos tenían en común, conocerían el amor verdadero. Pero así fue. Ambos jóvenes se dieron el “sí, quiero” en una boda maravillosa.
La pareja escogió el salón Real del Hotel Intercontinental de San Pedro Sula para la celebración de su romántica ceremonia civil y fiesta posterior. Así, el lugar se convirtió en el escenario testigo de su “sí, quiero” donde sus amigos y familiares más cercanos disfrutaron de un exquisito banquete nupcial y la inolvidable celebración.
Toda la boda se vistió en un estilo sencillo con toques impecables de romanticismo, tal y como la pareja soñaba para su gran noche…En un ambiente íntimo, cálido y personalizado, Eduardo y Eva unieron sus vidas. Tras el intercambio de las alianzas y después de hacerse una divertida selfie con todos sus invitados, la celebración continuó con una magnífica recepción amenizada por Jorge Torres y su orquesta.
La novia lució brillante con un vestido de diseño importado, entallado a su figura y algo de cola, dejando entrever la belleza de su espalda. A su look lo complementó un maquillaje suave y luminoso con discreta joyería que eligió especialmente para esa ocasión. Por su parte, el novio escogió un traje de etiqueta en tono oscuro que combinó con su corbata azul royal y zapatos negros. Ambos novios lucieron radiantes en su gran noche.
De esta fantástica boda tuvo el placer de ser testigo el equipo fotográfico de Farah La Revista, que consiguió, en cada una de sus capturas, reflejar la felicidad y el amor más real de todos aquellos quienes pudieron disfrutar del “sí, quiero” de Eduardo Miño y Eva Morán, quienes disfrutan ahora de su viaje de bodas en un tour por México y Chicago, para luego residir en Guayaquil, Ecuador, país de origen del novio.
Por: Dayana Ortiz