Los demócratas estadounidenses asumirán el jueves el control de la Cámara de Representantes con la promesa de retar al presidente, Donald Trump, en varios frentes como las políticas migratorias, la salud y el clima.
La nueva promoción de representantes presenta cambios notables. Nunca hubo tantas mujeres en la Cámara Baja de Estados unidos ni tantos parlamentarios procedentes de minorías, y el ala izquierdista del partido demócrata cobra un mayor peso.
La composición de la Cámara hace presagiar intensas luchas con Trump y el Senado, en el que se mantiene la mayoría republicana. La primera prueba de esa nueva convivencia consistirá en encontrar un acuerdo para poner fin al “shutdown”, el cierre de la administración federal.
– Inmigración y “shutdown” –
Los demócratas pretenden lanzar un primer reto a Donald Trump aprobando inmediatamente en la Cámara medidas presupuestarias temporales para desbloquear las administraciones paralizadas desde el 22 de diciembre.
Su objetivo es presentarse como el partido “sensato” frente a los “caprichos” de Trump. El problema es que esas leyes no incluyen los 5.000 millones de financiación para el muro que el presidente quiere construir en la frontera con México para luchar contra la inmigración clandestina. Y Trump afirma que, sin ese dinero, no promulgará ninguna medida.
Esta primera iniciativa demócrata podría por tanto fracasar rápidamente. Pero puede que las negociaciones con Trump den lugar a un compromiso más amplio que permita a ambos bandos salvar las apariencias como, por ejemplo, la concesión de fondos para el muro a cambio de un estatuto para los “Dreamers”, los ciudadanos extranjeros que llegaron a Estados Unidos sin papeles cuando eran menores.
Una espinosa reforma de la inmigración lleva años dividiendo la política de Estados Unidos, donde viven cerca de 11 millones de indocumentados y en cuya frontera meridional afloran las tensiones.
– La investigación rusa y los impuestos de Trump –
Con su nuevo control de la Cámara, los demócratas dirigirán comisiones parlamentarias con grandes poderes, entre ellos el de iniciar investigaciones, ordenar la comparecencia de testigos y la presentación de documentos.
Trump, que ya se ve acosado por la investigación del fiscal especial Robert Mueller, será probablemente objeto de varias indagaciones sobre las sospechas de colusión entre Moscú y su equipo de la campaña electoral de 2016, que amenazan con empañar sus dos últimos años de mandato.
Los demócratas también tienen previsto exigir al presidente republicano que presente por fin sus declaraciones de impuestos.
– Clima, salud y jueces –
La división del Congreso, la presencia de jóvenes parlamentarios progresistas y anti-Trump y un clima político explosivo dejan augurar unas batallas legislativas muy acaloradas.
En la Cámara, los demócratas quieren abordar enseguida la espinosa cuestión sanitaria, en un país que no tiene cobertura universal. Ya habían convertido los ataques de los republicanos contra el sistema emblemático impulsado por Barack Obama, “Obamacare”, en una cuestión central de las elecciones parlamentarias de noviembre.
En otra muestra de los desacuerdos que mantienen con los republicanos, los demócratas han prometido una comisión especial para abordar “la crisis climática”.
Frente a la ofensiva demócrata, Trump podrá contar con su amplia mayoría en el Senado, que facilitará el nombramiento de sus candidatos en cargos claves como los magistrados de la poderosa Corte Suprema.
– Amenaza de “impeachement” –
Además de todas esas amenazas para el presidente, el dominio demócrata de la Cámara de Representantes aumenta la posibilidad de un proceso de destitución (o “impeachment”).
La influyente líder de los demócratas en la Cámara, Nancy Pelosi, ha descartado esa idea hasta el momento y ha asegurado querer esperar a las conclusiones de las investigaciones sobre la trama rusa. Pero no está claro si los parlamentarios recién elegidos en tierras anti-Trump y que se presentan como la “resistencia” tendrán tanta paciencia.
De momento, cualquier intento de destituir al 45° presidente de Estados Unidos tiene pocos visos de salir adelante. Aunque los demócratas pueden votar su imputación en la Cámara, el Senado es el encargado de juzgar al presidente, y se necesita el voto de dos tercios de sus miembros para destituir al mandatario.
Con información de AFP