WASHINGTON.- La administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, trabaja ya en sus planes para intensificar los arrestos de indocumentados, así como para acelerar el proceso para su deportación, reveló el diario The Washington Post.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) evalúa ya incluso la posibilidad de celebrar audiencias de deportación a través de videoconferencias, o bien cerca de la frontera con México, en caso que ese gobierno acepte recibir a inmigrantes de terceros países deportados.
De acuerdo con un borrador de los planes obtenido por el diario, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha destinado ya fondos para la operación de 33 mil camas adicionales en centro de detención.
La dependencia ha iniciado igualmente discusiones con docenas de agencias policíacas locales que podrían ser facultadas para llevar a cabo funciones de migración, además de identificar sitios potenciales para ubicar el muro en la frontera con México que el presidente ha prometido construir.
Las acciones responden al decreto firmado por Trump el 25 de enero, ordenando la construcción del muro y la contratación adicional de agentes de la Patrulla Fronteriza.
A pesar de que oficiales del gobierno indicaron que estos planes no son definitivos, el diario reveló que la Patrulla Fronteriza continuará adelante con el proceso para la construcción del muro, inicialmente con un prototipo, gracias a los 20 millones de dólares autorizados por el Congreso en marzo.
Si el Congreso autorizara los fondos suplementarios solicitados semanas atrás por Trump, el siguiente paso sería la construcción de un tramo de 54.7 kilómetros de muro en el sector del valle del río Bravo, en la frontera entre Texas y Tamaulipas, México, de acuerdo con el diario.
Este corredor comprendido en la margen mexicana entre las ciudades de Reynosa y Matamoros, es considerado por la Patrulla Fronteriza como “un área de alta prioridad”, junto con una franja de 22 kilómetros en el sector de San Diego.
El diario hizo notar que los prospectos de que los planes se materialicen dependen de la voluntad en el Congreso para aprobar el financiamiento, algo que no ha sentado bien entre los republicanos ultraconservadores.
Esa resistencia y las reservas sobre los beneficios del muro llevaron a los líderes republicanos a detener la solicitud hecha por Trump para asignar más de cuatro mil millones de dólares en fondos suplementarios para la construcción del muro y la contratación de más personal.