Las críticas sobre si era apropiado o no su vestuario en los premios SAG nos recuerdan lo difícil que es envejecer cuando se trata de pasear por la alfombra roja.
Lo de la protagonista de Thelma y Louise fue un golpe sobre la mesa frente al recalcitrante edadismo hollywoodense (qué podemos añadir que no hayamos explicado aquí, aquí o aquí). O así ha resumido Guillermo Alonso este episodio en Vanity Fair: “Lo que subyace realmente aquí es que una mujer ha venido a recalcar que los pechos también existen a los setenta años. Y que tienen derecho a ser mostrados. Probablemente de forma inconsciente, Sarandon llevó a cabo el sábado en los premios SAG algo llamativo y valiente: mostró sus pechos con orgullo, lo hizo con un outfit que Hollywood solo hubiese perdonado a una actriz veinteañera, lo mostró de la mano de su hijo y se expuso a las críticas negativas que seguramente sabía que llegarían al presentar una sección delicada, la del repaso a las figuras que nos abandonaron el último año, enseñando algo que todos los vivos deberían celebrar. Vosotros estáis muertos, pero aquí queremos vivir los placeres del vino y la carne mientras podamos”.
Sarandon no se lamenta de su (fantástico) aspecto, ni tiene ganas de aparentar menos. Ya lo advirtió en una entrevista concedida a la revista V, donde afirmó sin miramientos que jamás volvería a los 25. “No me gustaría volver ahí otra vez. Ahora sé mucho más, y estoy mucho más cómoda con mi piel. Cuando escucho a las jóvenes quejarse por cosas superficiales… ¡estáis en el pico de vuestra belleza física! Solo disfruta y deja de preocuparte por tus muslos demasiado grandes… Si estás molesta cuando tienes 25, la vida va a ser dura”.
“Por favor, dejad de discutir sobre si he envejecido bien”, exigió Carrie Fisher (y esta viñeta resumió todo el estúpido debate). Kim Novak se armó de valor y dijo que no se callaría “frente a los tiranos” y lamentó que “mientras en Cannes me recibían con una inmensa ovación, en Hollywood, después de los Óscar, he sido perseguida por la prensa y por el público en Internet y en televisión”. Susan Sarandon no se ha pronunciado –ayer tuiteó sobre cosas más importantes, sobre cómo Boko Haram atacó un pueblo en Nigeria y mató a decenas de personas–. Ni falta que le hace. Su escote ya ha hablado por ella.