¿Dónde están los demás clientes? No había nadie más. El Gobierno chino vació el hotel Landison Plaza de Hangzhou para que el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, estuviera a gusto con su delegación y lo mismo hizo con el resto de líderes en otros hoteles. Pese a que la economía china sigue creciendo al menor ritmo de los últimos años -6,6%- el Gobierno de Pekín continúa siendo una rara avis de bonanza en las reuniones del grupo de los 20 (G-20). Al ser este año el anfitrión, el presidente chino Xi Jinping, echó la casa por la ventana. La conclusión del G-20 es que, de nuevo, hay que usar la inversión pública, entre otras herramientas, porque la austeridad unida a la crisis está llevando a un estancamiento que es fuente creciente de inestabilidad.
La cuestión es cómo evitar que la economía mundial siga creciendo a un ritmo de sólo el 3,1%, que la vieja Europa supere su raquítico 1,6% actual o que Japón logre por fin superar su triste 0,3%. Incluso China crece por debajo del 7% anual, el ritmo más bajo de los últimos años. El G-20 afirma en su comunicado final que “el crecimiento sigue siendo más débil de lo que es deseable” y, por tanto, hay que movilizar “todas las herramientas políticas -monetarias, presupuestarias y estructurales-” para alimentar la locomotora. En la cumbre de Hangzhou no se habló de austeridad, sino de usar la política presupuestaria “con flexibilidad” y orientar más la política fiscal y el gasto público al crecimiento. Y para gastar hay que tener ingresos, por lo que el G-20 volvió a endurecer el tono -habrá que ver los hechos- contra los llamados paraísos fiscales.
En el comunicado acuerdan pedir a la OCDE que les presente en julio de 2017 una nueva lista negra de los territorios que esconden evasores sin un mínimo de cooperación con vistas a sancionarlos. “Se estudiarán medidas defensivas contra las jurisdicciones de la lista”, amenaza el G-20. Por tanto, les da un año para adquirir compromisos de intercambio de información fiscal con la OCDE bajo pena de sanción. Según el ministro francés de Economía, Michel Sapin, en la Cumbre se ha endurecido el tono tras el escándalo de los ‘Papeles de Panamá’ y dio por hecho que habrá “medidas de represalias” para los que no cooperen.
Esta amenaza forma parte de un plan de acción de estímulo del crecimiento que el comunicado final denomina “Consenso de Hangzhou” e incluye un llamamiento en contra del proteccionismo en el comercio y en las inversiones y también contra guerras de divisas que distorsionen las exportaciones.
La razón es que los gobernantes más poderosos de la tierra admiten que no se puede dar por acabada esta larga crisis: “Siguen existiendo riesgos a la baja por un retroceso por la volatilidad potencial de los mercados financieros, las fluctuaciones de los precios de las materias primas, la lentitud en el comercio y las inversiones, así como el lento crecimiento de la productividad y el empleo en algunos países”.
La crisis de los refugiados, el terrorismo, conflictos y otros acontecimientos geopolíticos terminan de complicar el ya delicado entorno económico. El secretario del Tesoro de EEUU, Jack Lew, puso énfasis en la necesidad de “redefinir” la estrategia para permitir más déficit, y su homólogo alemán,Wolfgang Schäuble, se mantuvo en la necesidad de que los países aumenten su “resistencia” y que el endeudamiento con respecto al PIB debe ser “sostenible”.