jueves, noviembre 21, 2024

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El segundo día de la Convención Demócrata: qué pasa, quién habla y por qué

Tras una jornada de protestas dentro y fuera de la Convención Demócrata, este martes se vota la nominación de Hillary Clinton como candidata. El partido trata de canalizar la energía de la base más crítica. Lo hace con un asunto polémico: las muertes de afroaestadounidenses a manos de policías. Las madres de las víctimas cierran este segundo día la sesión después de otro de los platos fuertes de la semana: Bill Clinton.

La apertura de la sesión. La convención arranca sobre las cuatro de la tarde. Una vez asumida la marcha de la presidenta del partido, Debbie Wasserman, se esperan menos abucheos en el principio de la convención que el lunes. Se trata de un momento ceremonial que no debería atraer más gritos.

La votación. Los delegados de todos los estados y territorios tienen que votar formalmente a la candidata.

Clinton ha conseguido la mayoría de los delegados y de los superdelegados, pero Bernie Sanders también estará en el proceso de nominación, aunque sea de manera simbólica.
Los delegados de Sanders más críticos han distribuido instrucciones para que cuando se nombre a Clinton permanezcan en absoluto silencio mientras sus partidarios gritan “sí” y que griten con todas sus fuerzas cuando toque decir “no”. Sanders les ha pedido en un email que no muestren su rechazo a Clinton de manera agresiva porque “eso es lo que quiere Donald Trump”.

Las madres de los muertos. La campaña de Clinton ha decidido dar un lugar de honor al movimiento formado por varias madres de afroamericanos muertos por excesos policiales o ataques indiscriminados. Entre ellas, están la madre de Eric Garner, la de Trayvon Martin y la de Michael Brown, los tres casos más polémicos de los últimos años.

La solidaridad con las víctimas puede ser un momento unificador hacia dentro. Pero hacia afuera recuerda una cuestión difícil para los demócratas, sobre todo después de los tiroteos en Dallas y Baton Rouge. Es un asunto especialmente complicado para el presidente Barack Obama, que está dividido entre el apoyo a la policía y la esperanza para una comunidad que sigue sufriendo la discriminación. Se ha quejado de la actitud de Black Lives Matter, el grupo de protesta por los abusos policiales. Ahora le presionan para que apruebe medidas ejecutivas antes de su marcha que ayuden a paliar el problema.

Para contar otra cara de las fuerzas del orden, también estará en la convención Joe Sweeney, policía de Nueva York que acudió a buscar supervivientes a las Torres Gemelas tras el atentado del 11-S.

Ryan Moore, un viejo amigo. Conoció a Hillary Clinton en 1994, cuando aún era un niño. Es de Dakota del Sur y sufre una enfermedad congénita que no permite el desarrollo correcto de los huesos. Clinton lo conoció cuando su padre perdió su empleo mientras luchaba para que un seguro le cubriera los gastos médicos de Ryan. Entonces era primera dama y trataba de empujar la reforma sanitaria. Para explicar su causa, llevó a la familia Moore al Congreso, a la Casa Blanca y a varios eventos públicos. Desde entonces, se han mantenido en contacto y en 2007 Moore hizo campaña por ella en Iowa. La considera “una amiga”.

Su papel es pintar un retrato cercano de Clinton y recordar sus esfuerzos por conseguir una reforma sanitaria, que al final logró Barack Obama.

Howard Dean. El ex gobernador de Vermont fue el candidato que en 2004 movilizó a los más progresistas y jóvenes del partido. Se opuso a la invasión de Irak cuando no era popular y montó la primera campaña en internet con donaciones pequeñas. Su mensaje y su base tienen puntos de contactos con los de Bernie Sanders. También se enfrentó entonces a los Clinton. Pero a diferencia del senador, Dean montó una organización para movilizar el voto de los demócratas por todo el país y llegó a presidir el partido. Los suyos también se decepcionaron cuando ganó John Kerry, pero no reaccionaron de manera tan agresiva contra el candidato ganador. Ahora Dean apoya a Hillary Clinton. Su mensaje de unidad puede ser una buena lección.

Madeleine Albright. La ex secretaria de Estado, la primera mujer en ocupar ese puesto, es amiga personal y defensora política de Hillary Clinton. Durante esta campaña, criticó a las jóvenes votantes de Sanders y utilizó la frase de “hay un lugar especial en el infierno para las mujeres que no ayudan a otras mujeres”, una de sus favoritas.

Su presencia ahora es arriesgada por el ánimo de los seguidores de Sanders, pero se espera que centre su mensaje en la diplomacia y el avance de los derechos de las mujeres. Bill Clinton. Hace cuatro años, en la convención demócrata de Charlotte, el ex presidente fue la estrella inesperada.

David Axelrod cuenta en sus memorias que el presidente no pasó el discurso a la campaña de Obama hasta una hora y media antes y que Clinton memorizó frases para hacerlo más largo del tiempo que le habían asignado. Habló de economía con muchos detalles y se saltó el teleprompter, pero fue muy aplaudido y dio el ánimo a la base que faltaba en aquella convención.

La noche electoral, el presidente Obama hizo su primera llamada a Clinton para darle las gracias por el discurso y por los mítines que dieron juntos los últimos días de campaña.

En este caso, Bill Clinton puede ofrecer un retrato más personal de la ex secretaria de Estado. Pero está por ver su capacidad de movilización. Este año, en sus mítines en las primarias, no llenaba ni pequeños gimnasios en New Hampshire.

Alicia Keys. La actriz y cantante cierra el día con una actuación después de una presentación de Meryl Streep. Así se representan dos generaciones de mujeres. Keys hizo campaña a favor de Barack Obama y ahora es un símbolo del electorado que más busca Clinton y que se ha ido con Sanders: el de las mujeres jóvenes.

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