Como entrenador, Diego Armando Maradona cosechó un triunfo. Y como showman, no defraudó en absoluto.
Los Dorados de Sinaloa golearon el lunes 4-1 a los Cafetaleros de Tapachula, en un encuentro de la segunda división, que marcó el debut del astro argentino en el banquillo de este club del noroeste del país.
El ecuatoriano Vinicio Angulo anotó tres goles, pero fue Maradona quien se robó el espectáculo. Alentó a su equipo. Arengó al público, que no alcanzó a llenar el graderío del estadio en Culiacán. Dio algún manotazo en la banca cuando las cosas no salían.
Y cuando funcionaron, no se guardó las muestras de júbilo.
Salió de su banquillo a festejar con varios de sus jugadores, incluido Angulo, quien convirtió un penal para su tercera anotación. Más tarde, cuando Jesús Escoboza aprovechó un error del arquero visitante para conseguir la cuarta anotación, el “Pelusa” levantó las manos hacia el cielo e ingresó al campo para felicitar a sus jugadores.
Sólo regresó a su banquillo por petición del cuarto árbitro. Y cuando llegó el silbatazo final, volvió a abrazar y a tomar de la cabeza a todos sus jugadores. Incluso llegó a tomarse selfies con algunos rivales que se lo solicitaron.
Y al estilo de la selección de Islandia en la Eurocopa de 2016 y en el Mundial de este año, se unió a sus jugadores para aplaudir con los brazos en alto frente al público, que hizo lo propio una vez consumado el triunfo.
Angulo logró sus tantos a los 59, 61 y 76 minutos para resolver un partido que se complicó en la primera mitad para el nuevo equipo de Maradona, quien hace 10 días sorprendió al anunciar su llegada a la ciudad de Culiacán, considerada la cuna del narcotráfico en México.
Por lo pronto, y pese a haber trabajado sólo una semana, el primer partido de Maradona con Dorados le suministró oxígeno a un equipo ubicado en la parte baja de la tabla de la segunda división.
Previo al partido ante Tapachula, Dorados apenas había marcado dos goles en sus primeros seis compromisos. Con la victoria, el equipo de Sinaloa se coloca en el décimo puesto de la clasificación, con seis puntos.
Antes de dirigir a Dorados, Maradona llevó a la selección de Argentina hasta los cuartos de final en el Mundial de 2010 y luego condujo a los clubes Al Wasl y Al-Fujairah en los Emiratos Árabes Unidos. Se jacta de haber guiado a ese último club hacia el ascenso a la máxima categoría de ese país, aunque en realidad el equipo ganó una promoción después de su salida.
En México, causó asombro su arribo a un equipo de muy pocos blasones que ha tenido dos pasos fugaces en la máxima categoría desde que fue fundado hace 15 años. Pero Maradona afirma que el proyecto de intentar el ascenso con Dorados lo convenció, y aseguró que haría todo lo posible por lograrlo y probar que sus propios problemas fuera de cancha quedaron en el pasado.
Tras pasar una semana dirigiendo los entrenamientos de Dorados y viendo videos de sus rivales, Maradona dijo estar listo para dirigir de nuevo.
Y la expectativa era tal, que la transmisión televisiva mostró la imagen del partido y, mediante un recuadro en la parte inferior y en todo momento, la imagen de Maradona, para que el público no se perdiera reacción alguna del estratega.
Maradona pasó la mayor parte del primer tiempo sentado en su banquillo, charlando con su asistente Luis Islas, exarquero de la selección argentina. Ambos se mostraron visiblemente preocupados, porque luego de un ligero dominio, Dorados perdió la posesión de pelota y fue asediado por su rival.
Todo cambió en la segunda mitad, cuando Angulo aprovechó un centro por la derecha para anotar su primer gol con un remate de cabeza y después aprovechó un error de un zaguero para convertir su segunda anotación.
El argentino Sebastián Ibars acercó a los visitantes 2-1 a los 63 minutos, y Maradona se lamentó dando un golpe en el cobertizo del banquillo. Dorados volvió a ampliar la diferencia, y el “Diez” no perdió ya la alegría.
Con información de AP