Los latinoamericanos no están satisfechos con sus presidentes.
Al menos eso dicen algunas encuestas. En México, Brasil, Colombia y Chile los niveles de aprobación de los mandatarios está por debajo del 40%.
Peña Nieto tiene el 30% de la aprobación de los ciudadanos de su país, un nivel incluso más bajo que cuando se fugó Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán en julio de 2015 (recapturado el 8 de enero de 2016).
El que se lleva la peor parte en los índices de aprobación es el presidente de Colombia Juan Manuel Santos, quien según la encuestadora Yanhaas, en un sondeo del 4 de abril, sólo el 14% aprueba la gestión del mandatario. El 64% desaprueba la forma como Santos conduce su gobierno; el 20% no aprueba ni desaprueba; y el 2% no sabe o no responde.
La encuesta que entrevistó a más de 700 personas mayores de 18 años en 5 ciudades principales de Colombia tiene un margen de error del 3,68% y un nivel de confianza del 95%.
No se trata del punto de popularidad más bajo para Santos que adelanta un proceso de paz con las FARC en Cuba hace tres años. Según Yanhaas, tanto en junio de 2015 como en marzo de este año, el porcentaje de personas que desaprobaban su gobierno llegó al 68%.
Si por el norte llueve en los países al sur no escampa.
La presidenta de Brasil Dilma Rousseff, quien enfrenta la posibilidad de un juicio político por el balance de cuentas de su gobierno, tiene el 63% de desaprobación según un sondeo de Datafolha hecho en abril a 2779 personas y que tiene el 95% de confianza.
La firma encuestadora señala que esto es una reducción de 6 puntos desde la anterior encuesta que se hizo la semana después de las manifestaciones de los brasileños contra el gobierno, cuando alcanzó el 69%.
Según la encuesta más reciente de la Plaza Pública Cadem, la segunda de abril, la presidenta de Chile Michelle Bachelet pasa por una situación similar a la de su amiga Rousseff: el 25% de los chilenos aprueba su gestión, mientras un 66% la desaprueba.
El sondeo se hizo en abril a 715 personas con un 95% de confianza. En septiembre de 2015, la desaprobación al gobierno de Bachelet llegó al 72%.