Luis Enrique, que es de los que no confían hasta pasar la última curva, suele remitir a quien le pregunta al mes de mayo. Desconfiado por naturaleza, el técnico se resiste a pensar que, a mediados de febrero, la Liga, la que sería su segunda consecutiva, pueda estar ya sentenciada. La historia, sin embargo, es mucho más rotunda en la cuestión.
Le quedan al Barcelona 13 jornadas por disputar. Es decir, 39 puntos en juego. Desde que el campeonato premia con tres puntos las victorias (temporada 1995-1996), ningún equipo logró salvar una ventaja superior a los siete puntos. Los azulgranas, a falta de los resultados que logren el Atlético ante el Villarreal en el Calderón y el Real Madrid en Málaga, superan a los rojiblancos en nueve puntos y a los blancos en 10. No sólo eso. Es suyo el average particular frente a los de Simeone, mientras que el 0-4 de la primera vuelta en el Bernabéu prácticamente también lo asegura frente al equipo de Zidane.
«Estos partidos son los que te dan ligas». El tópico futbolístico proclamado por Suárez adquirió esta vez más valor que nunca una vez vista la actuación del Barcelona en Gran Canaria. Nada importó que los azulgranas volvieran a penar la ausencia de Busquets, insustituible en la sala de máquinas, la insistente desconexión de Arda Turan o que Messi se tomara la tarde libre.El empeño del delantero uruguayo, clave en los dos tantos del Barcelona, bastó para que los visitantes salvaran una salida que acabó siendo más comprometida de lo que indicaba la tabla. Que no el habitual desempeño de Las Palmas de Quique Setién. Son siete las salidas que le quedan a los azulgranas (Rayo, Eibar, Villarreal, Anoeta, Deportivo, Betis, Granada), con al menos cuatro equipos implicados en la salvación. Un camino a priori agradecido, pero no exento de peligros ante las urgencias de los rivales. Lo ocurrido en Las Palmas servirá como advertencia.
«No es momento para reproches. Sacamos nueve puntos al Atlético y 10 al Real Madrid», dejó claro el vicepresidente azulgrana Jordi Cardoner.«Aumentamos nuestra diferencia. Ahora hay que esperar a los demás», se congratuló por su parte Luis Enrique, que prefirió quedarse con la parte positiva de un encuentro con múltiples claroscuros.
«Hicimos un partido más efectivo de lo habitual. Jugamos cada tres días, pero seguimos compitiendo. Podemos estar más o menos acertados, pero me voy muy contento», zanjó Luis Enrique, consciente de que el martes, el Arsenal, quizá no admita despiste alguno.