La comida que ingerimos es importante no sólo para nuestra salud, sino también para el planeta; sin embargo, sólo un puñado de gobiernos ha elaborado guías para promover una alimentación que asegure una buena nutrición para todos y al mismo tiempo afronte el cambio climático.
Esta es una de las principales conclusiones del nuevo estudio publicado hoy por la FAO y la Red de Investigación sobre el Clima y la Alimentación (FCRN) de la Universidad de Oxford.
El informe “Platos, pirámides, planeta” evalúa las recomendaciones alimentarias elaboradas por gobiernos del mundo y examina si establecen vínculos con la sostenibilidad del medio ambiente, además de promover buenos hábitos alimenticios.
Según el documento, Brasil, Alemania, Suecia y Qatar son los países que han establecido conexiones entre las amenazas planteadas al medio ambiente por los sistemas de producción alimentaria modernos.
El texto señala que las dietas ricas en carne y alimentos con alto contenido de azúcar y grasas están estrechamente vinculadas a las enfermedades no transmisibles que causan la muerte prematura.
Carlos Gonzales-Fischer, autor principal del estudio, consideró que las dietas ricas en cereales integrales, legumbres, frutas y verduras son buenas para nuestro cuerpo y tienen impactos ambientales mucho más bajos que los hábitos alimenticios insanos y no sostenibles.