El líder norcoreano Kim Jong-un elogió el “magnífico” ensayo nuclear de enero como muestra del “espíritu invencible” del país comunista ante una agresión extranjera, al abrir el viernes el primer congreso en casi 40 años del partido único norcoreano.
Con traje de corte occidental y corbata, Kim afirmó ante el congreso del Partido de los Trabajadores (PTC), que el ensayo, de una bomba de hidrógeno según el régimen, supuso un hito “histórico” para Corea del Norte. El líder absoluto del país ensalzó a los científicos norcoreanos por haber “marcado hitos milagrosos con el magnífico y excitante sonido de la primera bomba H de nuestra república”.
El ensayo, al que siguió un mes después el exitoso lanzamiento de un cohete de largo alcance, “claramente demostró al mundo entero nuestro invencible espíritu y poder infinito (…), desafiando a la malévola presión y a las sanciones de las fuerzas enemigas”, declaró.
Corea del Norte abrió este viernes el congreso del partido único en el poder, la primera gran asamblea política en 36 años, con el objetivo de consagrar a Kim Jong-un como líder absoluto en un contexto de posibles nuevos ensayos nucleares.
Miles de delegados llegaron a Pyongyang desde todo el país para asistir a esta reunión excepcional del PTC en el imponente Palacio del 25 de abril. Kim Jong-un, de 33 años, aún no había nacido cuando tuvo lugar el último congreso, en 1980, y que consagró a su padre Kim Jong-il como heredero de este régimen dinástico fundado por su abuelo Kim Il-sung hace casi 70 años.
Los 130 periodistas extranjeros invitados a cubrir el acontecimiento no estaban autorizados a penetrar en el interior del edificio, cuya fachada estaba decorada con retratos gigantes de los dos dirigentes fallecidos. Fotógrafos y cámaras permanecían a 200 metros del recinto. Los periodistas iban acompañados por “guardianes” y algunos norcoreanos aceptaban hablar con ellos defendiendo el discurso oficial del régimen.
China ausente
Medios chinos indicaron que China no tendrá delegados en el congreso, señal de las tensiones entre el régimen de Pyongyang y su principal aliado. la ayuda china ha permitido sobrevivir al régimen norcoreano, confrontado a sanciones internacionales.
Según el periódico oficial chino ‘The Global Times’, China no fue invitada a participar en el congreso. El principal objetivo del cónclave será cimentar formalmente la condición de Kim Jong-un como líder supremo e incuestionable de Corea del Norte. Está previsto que el congreso confirme la llamada estrategia del “byungjin” iniciada por Kim Jong-un, que consiste en llevar a cabo al mismo tiempo el desarrollo económico y los programas nucleares y balísticos.
Con motivo del congreso, las banderas del PTC y de Corea del Norte decoran las largas avenidas de Pyongyang. “Los grandes camaradas Kim Il-sung y Kim Jong-il siempre estarán entre nosotros”, rezan las pancartas que decoran la capital.
Desde la llegada al poder del joven dirigente en diciembre de 2011, tras la muerte de su padre, Corea del Norte ha efectuado dos ensayos nucleares y dos disparos exitosos de cohetes, considerados por la comunidad internacional como ensayos disimulados de misiles balísticos.
Los expertos especulan sobre un posible quinto ensayo nuclear de Pyongyang, durante el congreso, para reafirmar ante el mundo su estatuto de potencia atómica.
Los especialistas del Instituto norteamericano-surcoreano de la Universidad Johns-Hopkins dijeron sin embargo el jueves que, según las últimas imágenes satelitales del principal sitio norcoreano de ensayos nucleares, ubicado en Punggye-ri, nada permite pronunciarse sobre si la prueba se llevará a cabo o no.
El gobierno surcoreano estima que el Norte está dispuesto a llevar a cabo un ensayo, incluso durante el congreso. Según las autoridades surcoreanas, esta asamblea política debería durar cuatro días, el primero de ellos consagrado al discurso de Kim Jong-un y a un largo informe sobre las acciones del partido.
Los preparativos del congreso han movilizado a todo el país durante 70 días, una campaña que la organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch ha calificado de “trabajo forzado”.