San Pedro Sula.- La boda de Adriana y Arnold fue todo un deleite para los sentidos, y es que la sombra del antiguo Ceibón en los jardines del Hotel y Club Copantl parece tener un poder mágico que no sólo rodea sus escenarios con tintes naturales, sino que también tiene la capacidad de convertirse en un marco perfecto para celebrar el amor en una forma especial. Esta vez, Farah La Revista se inspiró con una pareja única en todo sentido, unos novios que hicieron vibrar a todos con esa ola de emociones que se hizo presente en su gran “Sí, acepto”.
La decoración de la ceremonia religiosa, oficiada por el pastor Omar Hernández, fue todo un encanto. Como si se tratara de un clásico cuento de amor, esta fase de la boda transportó a los invitados a un mundo paralelo, donde lo más importante fue celebrar la unión de esta pareja de enamorados. Ya en la recepción nupcial que tuvo lugar en los salones San Pedro, la atmósfera resultó aún más fascinante.
Los novios confiaron en la wedding planner Jhenifer Rosel para la organización de su enlace matrimonial, que con la creatividad Floristería El Girasol, logró ataviar por completo el recinto que llevó el sello personalizado de la joven pareja. Las flores en color blanco y rosa pastel fueron el esquema que le dio vida al escenario de este gran día, así como la decoración con repleta de detalles en cristal que reflejaban el brillo de la mantelería rosa gold.
Con aire fresco, dulce y romántico en la creación exclusiva de Mori lee by Madeline Gardner, que se diferencia por su feminidad y sofisticación, Adriana lució espectacularmente bella con su vestido de esencia clásica, escote corazón, rebordado con fina pedrería y cristales. El novio apostó por un smoking clásico, como todo un elegante caballero.
El equipo de profesionales de Farah La Revista fue testigo de la boda de Adriana Isabel Barrientos Pires y Arnold Omar Hernández Cotto. Consiguió capturar las mejores imágenes, con la mejor luz y los enfoques mejor encontrados, del encanto indiscutible del gran día de este par de almas gemelas, que seguro permanecerá impasible en sus recuerdos y en el de quienes los acompañaron.
Por: Dayana Ortiz
Fotografías: Samuel Romero