San Pedro Sula.- La vena artística se convirtió en el cómplice perfecto e hilo conductor del encuentro entre Alejandro y Amalia, puesto que ambos daban clases en la misma escuela de arte y coincidieron en varias jornadas juntos hasta el punto de enamorarse y decidir compartir algo más que su pasión por la plástica…su historia de amor los llevó a emprender su propia academia y a un mágico enlace tal y como ella lo había soñado desde niña… ¡Sencillamente fantástico!
Luego de 5 años de noviazgo, Alejandro consideró que era el momento oportuno para llevar la relación a un peldaño más y sin pensarlo mucho, invitó a su chica a cenar a uno de sus restaurantes favoritos, se arrodilló ante su amada y con sortija en mano le hizo la propuesta de su vida…ante la sorpresa ella no vaciló en responder un ¡“Sí, quiero! como respuesta definitiva ¡qué noche!
Durante 12 meses Amalia y Alejandro planearon su enlace matrimonial confiando en Elías Orellana del Cid para su plena organización ¿El resultado? Una lista de los más allegados, entre familiares y amistades, puesto que los novios eligieron una boda sumamente íntima, de carácter personalizado y muy conservador, pero con un toque de glamour inconfundible que se dejó palpar en el ambiente de la recepción nupcial.
Sin dudarlo, apostaron por el Hotel Casa Bella, ubicado en el corazón de la zona alta de la ciudad…un lugar acogedor que por su calidez y elegancia enamora desde el primer vistazo ¡una sobria elección! Allí, a orillas de la piscina, y en un escenario diseñado especialmente para jurarse amor eterno, Alejandro y Amalia unieron sus vidas en una ceremonia oficiada por la abogada Suyapa Bautista, siendo testigos del enlace, Carla Vásquez y María Concepción Rivera.
Amalia brilló con su propia luz en esa gran noche, luciendo un exquisito y clásico diseño exclusivo de Cristina Bustamante, complementando su look nupcial con el maquillaje y peinado profesional de Gabriela Cardona. Un detalle memorable fue el bouquet de la novia, elaborado en rosas rojas que desprendieron su suave y delicado aroma durante toda la velada. El novio no se quedó atrás; Alejandro apostó por el gris como el tono ideal para su clásico traje de novio que combinó con un corbatín que hacía juego con su imagen de elegante caballero.
La atmósfera se impregnó de romanticismo y magia a la luz de las estrellas con una luna en su fase de cuarto creciente obsequiando el toque tenue de su resplandor durante toda la noche, y en medio de todo este fascinante escenario estuvo la complicidad de los novios, quienes compartieron su historia de amor, permitiéndonos captar imágenes llenas de emociones y sentimientos puros de lo que fue la inolvidable boda de Alejandro Pineda Galindo y Amalia Zuniga Vasquez.
Por: Dayana Ortiz
Fotografías: Samuel Romero