San Pedro Sula.- Fiesteros, risueños y divertidos: así son las protagonistas de este enlace. ¿La constante de su “sí, quiero”? Un óptimo reflejo de su personalidad teñido de luz blanca. Dos corazones llenos de energía, originalidad, y ¡enamorados! La historia de esta bonita pareja se remonta al año 2008, cuando la casualidad quiso que ambos se encontraran en un taller de pastoral juvenil de la iglesia católica, donde compartieron y coordinaron muchas actividades juntos, e incluso, estudiaban en la misma universidad.
Y así, Arnol y Zully, no solo coincidieron en esto, sino que además comenzaron a bailar en la Asociación Zorzales de Sula el primero de un sinfín más de bailes juntos. Rápido se dieron cuenta de su gran complicidad. Tanto en el escenario como en lo personal, Arnol y Zully estaban convencidos: el destino les había puesto en el camino y ellos debían tomar las riendas de su historia. Y así lo hicieron.
Tras 10 años de conocerse – ¡y 8 de ellos compartiendo la experiencia de vivir en el imponente mundo del folklore hondureño! – la pareja decidió casarse. Ambos tenían las cosas claras: ¡querían una fiesta! Vivir una gran celebración en la que poder gritar a los cuatro vientos su amor ante amigos y familiares, y alejarse de formalidades. Lo importante, para Arnol y Zully, era celebrar que seguían queriéndose como el primer día –o incluso mucho más–. La decisión de darse el “sí, quiero” surgió de forma tan espontánea y natural como lo eran ambos: “¿¡nos casamos!? ¡Nos casamos!”.
La recepción y el banquete postboda, tuvo lugar en el conocido Hotel y Club Copantl, donde el salón Omoa se convirtió en su perfecto telón de fondo. Entre otros, su primer baile ya como marido y mujer cobró gran sentido, pues así estrecharon aún más su relación… bailando. Por supuesto, el mundo se paró ante sus pies, en el instante en que la pareja apostó como vals por “Amor en Puyitas” la danza folklórica que se bailaba en las bodas antiguamente ¡no podía ser de otra forma!
Tan especial como lo son ellos, debía ser su “sí, quiero”. Por eso, Arnol y Zully no definieron un estilo concreto en su enlace, únicamente quisieron que reflejara al cien por cien la esencia más mágica de su relación y de ambas personalidades. Así, y siempre con la ayuda fiel de sus familias, la boda de esta pareja de enamorados llevó un sello personal inconfundible… tanto, que incluso la decoración de la estancia fue laborada por sus seres queridos y hasta el pastel de bodas reflejó la originalidad de ellos al llevar un par de bailarines folklóricos en la cima ¡un detalle genial! ¡Y hasta la estación de dulces fue súper artesanal!
Tan auténtica como fue la decoración del escenario, lo fueron también sus looks de boda; Zully se decidió por un precioso vestido de la colección exclusiva de David´s Bridal muy ajustado, que complementó durante el baile de bodas, sobreponiéndole un fajón bicolor artesanal. Por su parte, Arnol apostó por un elegante y clásico traje en tonalidad oscura y corbata de seda en gris, agregando un pañuelo rojo y su sombrero al momento del vals. Absolutamente maravillosos.
De esta gran noche, donde sin duda el baile fue un punto clave durante el enlace –esa conexión que enlazó la vida de estos dos enamorados–, fue testigo el equipo fotográfico de Farah La Revista; detrás del reportaje nupcial que muestra la felicidad más absoluta, el amor y la amistad que desbordaron durante su romántica boda Arnol Mejía y Zully Alvarenga…un enlace folklórico único e inigualable.
Por: Dayana Ortiz
Fotografías: Samuel Romero