San Pedro Sula.- Esta ciudad se convirtió en el escenario que vio nacer el amor entre Ana y Enrique; después de conocerse y sentir que entre ambos existía una complicidad especial más allá de un simple sentimiento de amistad, la pareja de enamorados comenzó una bonita historia de amor que culminó en un romántico enlace matrimonial.
Los novios apostaron por un banquete nupcial en la distinguida estancia del Club Hondureño Árabe que puso a disposición de los invitados un exquisito menú posterior al tradicional brindis que realizaron los padres de los novios en compañía de sus padrinos de bodas.
Por su parte, los novios apostaron por looks nupciales cómodos y de telas fluidas, acorde con el escenario de su “sí, quiero”, todo, en un fantástico enlace, en el que la intimidad familiar, el amor y la verdadera amistad, se convirtieron en los fervientes protagonistas de fotografías únicas, el reflejo nítido de la luz que desprendió la noche más importante en la vida de Enrique Bonilla y Ana Rodríguez.
Por: Dayana Ortiz