San Pedro Sula.- Fue precisamente Facebook el que brindó a Saúl y Diana la oportunidad de conocerse para luego encontrarse personalmente, enamorase y querer pasar el resto de sus vidas juntos. Tal vez lo dictaba el destino o ellos lo escribieron…lo cierto es que ¡Su conexión fue total desde el primer minuto! Encontraron el amor de su vida el uno en el otro y, tras más de 2 años de noviazgo, celebraron su enlace matrimonial con sus más queridos de la forma más especial y personal.
Y aunque Diana es originaria de Peñablanca y Saúl de Sanbuenaventura, ambos lugares en la región del Lago de Yojoa y estudiaron en la misma universidad, no se conocieron precisamente en estos lugares, sino más bien fueron las redes sociales, el punto de referencia que esconde recuerdos y secretos que solo ellos conocen. La empatía virtual tuvo importancia trascendental y un buen día quedaron de conocerse personalmente. Fue a partir de ese momento cuando descubrieron juntos muchos rincones de sus corazones.
Durante ese tiempo surgieron inevitables sentimientos recíprocos, cruzando sus caminos y uniéndolos para siempre en un “Sí, quiero” de ensueño, y fue el Centro de Convenciones del Hotel y Club Copantl y su magnífico Salón Emperador, situado en un entorno privilegiado de la localidad, el escenario que presenció la unión de amor entre ambos enamorados. Diana y Saúl apostaron por la magia de este enclave para su enlace, pues permitía alojar a todos sus invitados cómodamente, y contaba con un sinfín de espacios a los que la pareja sacó un gran provecho.
Debido a la esencia clásica del lugar y a la temática con la que, desde un principio, soñaban reflejar en su boda, Diana y Saúl sucumbieron a un estilo elegante y romántico para cubrir el escenario de su boda, sin dejar de lado su personalidad y la esencia real de su amor. Por ello, cada detalle de la recepción era un atributo original a sus gustos. Cada uno de los porqués en los que su amor se forjó eterno en el tiempo. Y entre una mezcla de elegancia y detalles personalizados, las flores, de las que se encargó Jackie Cabrera, y una paleta de colores muy bien definida –con una base en blanco y detalles en rosa dominando la mayor parte del escenario– pusieron el broche de oro al resto de la decoración.
En cuanto a look, la pareja lució espectacular en su “sí, quiero”. Diana apostó por un vestido clásico de cuello “V” con encaje en la parte superior, cola y velo catedral, de David´s Bridal. En cuanto al peinado, confió en Biosalón para lucir un sencillo recogido clásico al que acompañaba una majestuosa tiara en swarovski. Respecto al maquillaje, la novia complementó su look gracias a Gabriela Ham. Un bouquet de novia en tonalidades nude y pinceladas verdes, armonizaron su delicada imagen nupcial. Por su parte, Saúl reflejó la personalidad de todo un caballero con su traje levita de corte liso en color oscuro, poniendo su toque al usar un chaleco gris y elegante corbata ascot.
Uno de los principales testigos de este enlace fue el equipo de Farah La Revista, quien se encargó del reportaje fotográfico. Con la apertura de diafragma y la velocidad de obturación precisa, capturó el estilo natural a la par que espontáneo de esta pareja, y plasmó en imágenes la esencia de una de las noches más importantes en la vida de Saúl Iraheta y Diana Fernández. ¡El Puro reflejo de su amor!
Por: Dayana Ortiz
Fotografías: Samuel Romero